domingo, 21 de junio de 2015


En ocasiones nuestro gran problema es precisamente no ser capaces de aceptar cuál es nuestro principal defecto, el mío sin duda es no poder estar con alguien. Unas veces crees que lo tienes controlado y otras te sacude con la mano bien abierta en toda la cara. Quizá es que acabas cogiéndole el truco a aguantar la sacudida o tal vez es que necesitas que te den varias veces para que te tire de bruces al suelo, no sé. Puede que solo sea la naturaleza humana y su infinito instinto de sociedad, quién sabe.

Hay quienes viven tan a gusto en la comunidad que ni siquiera se plantean nada de esto y otros que no encajan, de esos puedes toparte con quien intenta una y otra vez dar con la fórmula mágica que les permita hacerlo o puedes dar con quien escapa y no quiere saber ni lo que es una comunidad.

Yo no sé de qué grupo soy, puede que no haya encontrado mi sitio, que intente buscarlo o que no, quizá no pretendo estar en ninguno, se ve a leguas que soy una mente bastante atormentada y en lucha constante, que no sé hacer que me entiendan ni permito que lo intenten, de manera que cómo pretender estar así con alguien y lo que es peor cómo pretender pedirle a alguien que haga tal sacrificio, seria injusto.