sábado, 27 de febrero de 2016


Aun hoy veo sobre mí ese mordisco, lo siento tan profundo que no puedo evitar notar como se me descuajaringa todo por dentro, lo pienso como si hubiese sido hace un segundo, haga lo que haga no se va, se quedó adherido sin remedio a cada poro de mi piel, por él comparto mi existencia con pesadillas interminables, pinchazos en el pecho, respiraciones ahogadas en ansiedad, miradas vacías y una melancolía que me invade sin darme cuenta.

No entiendo porque se empeña el mundo en hacerme creer que hay algo bueno en lo que tiene destinado para mí, que manía con hacer que parezca que mi vida podría ser diferente, porque no vas a tomarle el pelo a otro y me dejas con esa vida rutinaria y sin esencia, esa en la que no hay cambios ni tampoco sobresaltos, esa en la que se ven los días pasar sin más, ya nada tiene sentido, porque no me dejas de una vez y acabamos con tanta mentira, llévate la risa, las charlas, las locuras, este corazón inútil y hecho trizas, llévatelo todo y ni se te ocurra dejar nada, llévatelo lejos, dáselo a quien de verdad lo sepa aprovechar y no vuelvas dentro de unos años disfrazado para volver a engañarme, porque no vale la pena intentar sacar algo de donde ya no hay ni siquiera cenizas, por eso deja mundo de joder que ya bastante tengo con tener que llevarme a mí misma de la mano.

Cada año que pasa la vida me demuestra que el dolor que produces hoy volverá a ti de la misma forma, que el daño que provocas lo sufrirás a lo largo del tiempo, no mañana ni pasado, sino dentro de unos años, cuando ya ni te acuerdes y todo sea ya pasado, volverá y aparecerá en tu vida, para que te des cuenta de que lo que realmente importa no es buscar la felicidad a toda costa, pasando por encima y pisoteando al otro, sino ser capaz de ser feliz por uno mismo.

domingo, 14 de febrero de 2016


Querido corazón, te hablo desde este que te vigila aquí arriba, sabes que te aprecio mucho, en el fondo es difícil separarnos, pero te has llevado tantos batacazos que ya es hora de que dejes de hacer el indio y seas más responsable, que sí, que yo también te quiero conmigo, pero bastante llevamos ya como para seguir andando a ciegas en esta vida llena de baches, mira que te aviso siempre, que te lo repito mil y una veces, que cuando algo es demasiado bonito no puede ser real, por eso ve recuperando los cachitos de esa coraza que un día destruyeron, hazlo tranquilo que ya me encargo yo de que nadie te moleste, remiéndala como mejor puedas y no te preocupes del tiempo que te lleve, pero hazlo con esmero para que no consigan atravesarla, no olvides que más vale corazón fruncido que aquel que nunca ha sido herido, recuerda que seré ese hombro para apoyarte cada vez que te veas malherido y que mientras estemos juntos no será necesaria ninguna falsa muleta de anclaje.

 Es extraño como todo se convierte en vacío, el susurro contenido de un no me dejes se evapora en un me da igual que te vayas, las conversaciones interminables se agotan en silencios indiferentes, las cartas se tornan palabras vacías, la sinceridad pura se ahoga en una gran mentira, es extraño si, extraño que la confianza ciega se destape con arañazos, que los besos se conviertan en cuchilladas, que las suaves caricias se tornen en sangrantes agujas, que los masajes se vuelvan palizas, que los abrazos ahora sean como balazos, que ya solo haya sueño inundado de pesadillas, es tan extraño que la gente olvide tan rápido y que el cuidar tanto a alguien sea compensado con este doloroso desprecio.

 Al fin y al cabo todos morimos tarde o temprano, morimos cada día al dejar de recordar muchas cosas, cuando olvidamos conservar aquello que nos cuida cada día y que conserva los pequeños tesoros de la vida, cuando dejamos de valorar las cosas importantes por creer que todo aparece y desaparece como la luz del día, y es que al final solo queda melancolía, por lo que pudo ser y no fue, por esas promesas que nunca se cumplirán, por todas esas cosas que ya solo en meros pensamientos se quedarán, como esa copla de carnaval que nunca sabrá lo que es verte sonreír, se quedarán almacenados en aquella pequeña tacita de plata olvidada en el último estante.

¿Cómo eres capaz de volver a creer en algo que ves demolerse continuamente? ¿Cómo puedes dejar a un lado la sensación de que no tiene sentido ilusionarse por algo tan efímero? ¿Cómo puedes enterrarlo en vida? Yo ya no puedo, o quizá es que ya no quiero estamparme más contra el suelo.

sábado, 6 de febrero de 2016

Soledad

Hay veces en la que te replanteas por qué le tienen tanto miedo, a lo largo de mi vida me ha acompañado en diversas ocasiones, la gran mayoría en momento claves de mi crecimiento personal, puede que quizá no se la entienda como debería por tantas veces que se le ponen adjetivos negativos.

Hay momentos en los que uno tiene que cogerla de la mano, acariciarla suavemente y abrazarla con esmero, porque tenemos que aprender que en las situaciones más importantes o las decisiones más transcendentales uno está solo, y no me refiero a que le dejen solo, no, uno tiene más o menos familia, compuesta por aquellos con los que compartes sangre o los que son verdaderos amigos, esa maravillosa familia estará cierto tiempo contigo, no porque ellos no quieran estar sino porque no se puede controlar el ciclo de la vida, por ello tenemos que aprender a tenernos a nosotros mismos como único referente, porque al final somos nosotros los que actuaremos como valientes o cobardes frente a la vida.


Hay situaciones a las que uno debe enfrentarse solo, para ser capaz de hacerles frente y construir una lección que perdure toda la vida, porque cuando veas todas esas cicatrices en tu cuerpo no recordarás el dolor sufrido sino el coraje que tuviste para que cada una cicatrizase lo mejor posible, ahí no habrá ganador o perdedor, no será valentía o cobardía, habrá sido una decisión tomada por ti mismo, en la que afrontarás pros y contras como si tuvieran un mismo sentido, aquí no hay tiempo determinado, ni nada que te haga acelerar tu camino, solo cree en ti mismo y sabrás cuando deba acabar la reconstrucción de cada pedacito, créelo sinceramente porque lo sabrás tarde o temprano.