viernes, 8 de diciembre de 2017

Ilusiones


Son esas burbujas que sobrevuelan sobre lo que realmente ocurre, aquello que nos gustaría que pasara pero que rara vez sucede, lo que planeas mientras buscas hacer algo especial o eso que aparece en tu mente mientras estás disfrutando el momento. Hay quien dice que de ilusiones se vive o que ellas nos ayudan a compensar las cosas que suceden en la vida, otros no le ven peor uso en el que invertir la imaginación o creen que nos lleva a grandes desasosiegos. Son algo que difícilmente puede evitarse, aparecen desde el subconsciente y lo único que se puede hacer es darle menor o mayor relevancia.

En mi caso suelen rondarme de forma casi constante por la cabeza, puede ser que por eso dicen que tengo gran habilidad para la imaginación o quizá sea por mi cierto afán de querer que las cosas puedan mejorar. De cualquier modo, ya son muchas las veces que recojo en mi mente ilusiones, única y expresamente, por calmar mi yo interior, calma que suele durar tan poco como tardan en cambiar el rumbo de las cosas en mi vida. Pasan los años, pero yo sigo andando de puntillas y acariciando con la yema de mis dedos, visualizando en la lejanía ilusiones que confundo con la realidad, vagando en ese desierto alojado en el rincón impenetrable de mi misma y que juega a su antojo, haciendo aparecer y desaparecer mis oasis particulares.

He aprendido a convivir contigo, te llevo a diario pero comienzo a sortear torpemente tus bloqueos, o eso quiero creer. Las ilusiones están ahí y van inevitablemente a seguir estando, pero día a día intento que sean pasajeras, que aparezcan para hacerme sonreír y se vayan por donde vinieron, que sean cosas del diario para no caer en irreales futuros, porque tengo la sensación que al pensarlo provoco una reacción en cadena de sucesivas decisiones que inconscientemente se dirigirán al lado opuesto.

sábado, 19 de agosto de 2017


Hacemos lo imposible por entender el mecanismo de la herida, intentando encontrar el principio, pero querer buscar dónde empezó todo es casi un mito, no se puede atribuir cada herida a un solo golpe, una situación o un único momento.
No tiene sentido creer que obtenemos algo pensando en qué hubiera pasado si nuestra vida fuera diferente, si hubiéramos tomado otras decisiones u otros caminos. En cambio si que perdemos cosas haciéndolo, principalmente tiempo, ese que malgastamos dándole importancia a los pensamientos que inventa esa gran máquina llamada imaginación, que nos crea un mundo interminable de ilusiones, por culpa de ese pequeño rincón de nuestro cerebro que suspira eternamente por lograr llegar a su oasis.
Hay una parte de nosotros mismos en lo más profundo de nuestro ser, algo que nos acompañó desde los inicios de nuestra evolución, una pequeña dosis del instinto animal que se refleja en nuestros impulsos. Muchas veces podemos tropezar por seguirlos, pero no hay duda de que nos hacen bucear en ese basto y profundo océano de los sentimientos, siendo algo que merece la pena experimentar, para saber lo que es estar vivo, lo que es vivir.
He de decir que te quiero, a pesar de todo, incluso en esos días que no te soportas ni tu misma, yo estoy al otro lado del espejo para mostrarte esa sonrisa que pasa inadvertida para todos y para devolverte caretos indescriptibles cuando tienes esa desastrosa careta puesta, porque lo que realmente importa es que me miras y tus ojos nunca serán capaces de esconder nada.

viernes, 11 de agosto de 2017


Escribir, escribirme y luego escribirte, a mi y a ti, dos caras de la misma hoja, es algo que no me canso de hacer. 
Por mucho que pase el tiempo, aunque pasen mil cosas entre medias, incluso si acabo de estar contigo, no importa porque cada vez que lo hago me siento como si fuera la primera vez y me encanta saber que este cosquilleo no se acabará. 
Hace unos días te releí, volvieron a ensamblarse nuestras letras como si estuviéramos escribiendo ahora mismo, ya sabíamos que los sentimientos vienen y van, pero no que las letras nos harían perpetuos. 
Tu ingenuidad y mi continuo derroche de altibajos, esos eternos amantes de frases y enamorados de verdades escritas, no dejarán de encontrarse en cada esquina. 
Hay que ver lo pequeñas que se nos quedaron todas esas paredes blancas y el gran mundo que se nos abrió en cada uno de nuestros rincones, aún queda mucho, mucho para darnos cuenta de que las líneas no suelen ser del todo rectas. 
Por ahora brindemos, por todo lo que ambos vivimos, por lo que nos muestra el presente, pero sobre todo por lo que sea que nos depare el futuro.

jueves, 15 de junio de 2017





Hoy toca, no porque deba ser sólo hoy, sino porque son y siempre serán el soporte de mi sueño, porque fueron esos flechazos que se recuerdan para siempre, porque fueron ese punto de inflexión en el que se configuró mi vida, por eso toca escribir con palabras lo que les agradezco cada día con gestos.


A ella, la niña de mis ojos y mi pedacito de mar andante, le agradezco cada mirada porque en sus ojos me muestra el infinito, cada ronroneo porque me transporta a esa playa escondida, cada masaje porque me hace sentir su cariño aunque me hinque las uñas, cada maullido porque fue la primera que me hizo entender que alguien escucharía lo que tenía que decir, cada cabezazo porque me demuestra que está ahí cuándo me evado, por ser mi primer parto gatuno y hacer de sus dos niños las espinitas de mi alma, en definitiva todos y cada uno de los instantes que pasamos juntas estos 11 años.


A él, las huellas que sigo sin dudar y mi peter pan hecho perro, le agradezco cada apoyo sobre mis rodillas porque es lo único que tiene que hacer para consolarme, cada pose de estatua porque me enseñó lo que significa realmente la paciencia sin límite, cada vuelta que da alrededor mía con su pelota para que le persiga porque me demuestra que lo realmente importante son las pequeñas cosas de la vida, cada careto que pone junto al agua porque no creía que pudiera superarme en ese amor platónico, por tantos momentos que me regala cada día desde hace ya 10 años.


Al pequeñín, el inseparable y mi cabeza loca preferida, quisiera poder agradecerle que hiciera de la casualidad un recuerdo imborrable, porque su llegada fue de película y su estancia con nosotros es una montaña rusa de risas y desesperación, por cada vez que se hace un ovillo en mis rodillas, cada vez que se pone sobre las zapatillas, cada cara de pena que tiene ensayada, cada carrera sin fin después de bañarle, cada canción perruna que improvisa, sin duda unos inigualables 8 años que no cambiaría por nada.

viernes, 9 de junio de 2017


Algunas veces me encuentro a mí misma pensando en porqué no acaba, que ojalá se me pasara este nudo insistente en el estómago o que se borrasen las películas de mi cabeza cada vez que pienso en ti, que a ver cuando llega el día que pueda sencillamente pasear sin acordarme cada dos pasos de una y otra anécdota o que mis ojos vayan detrás de esos coches especiales ya asociados a ti, que pueda reírme a carcajadas y no buscarte al segundo siguiente, dejar de abrir puertas sin imaginar que estarás detrás o poder ver una película sin que mi mano tantee sonámbula alrededor,  pero al instante siguiente digo joder no, no quiero que se esfume ni de broma, porque es lo más auténtico que he sentido en la vida, y aunque haya pasado ya el tiempo, aunque esto altere mi día a día, aunque tenga que conformarme con sentir ese vacío y pensar que ya es algo del pasado, no quiero que se me olvide lo feliz que fui a tu lado, porque prefiero ir adaptándome poco a poco que no perder la fe de golpe, porque quizá así sea como mis neuronas han determinado pasar por ello, pero quédate con la tranquilidad de que nadie sabrá la verdad, nadie sabrá que a veces en los tiras y afloja ninguno sale beneficiado.

No vale, no está bien, la vida es intensa y cuesta seguirle el ritmo, pero debemos hacerlo, debemos aceptar que todo es efímero, deberíamos aprender a encontrar la felicidad también en soltar y dejar ir, porque algo puede estar delante de ti y al segundo encontrarse en el infinito y más allá, no importa cuánto lo hayas deseado, las cosas no suelen salir cómo las planeas y si, es una lástima que esto funcione así, es una auténtica patada en el estómago, pero hay que seguir, porque la existencia es algo más grande que una secuencia ordenada de fracasos o la lista interminable de cosas inacabadas, si, tu existencia significa más de lo que jamás podrás llegar a comprender, y en vez de sentirte atormentado y perdido, deberías despertarte cada día sintiendo que eliges querer la vida que tienes.

martes, 23 de mayo de 2017


Una de tantas cosas que no se pueden explicar en esta vida y que aun así se empeñan en buscarle explicaciones, es sin duda el amor. Ese gran sentimiento que todos pervierten, intentando una y otra vez que entre dentro del raciocinio humano. Sin darse cuenta que ese hecho lo anula, lo vuelve pequeño, tanto que acaba por desaparecer entre peros y porqués.

Su grandeza es infinita y aun así pretenden acotarla, como si de simples palabras se tratase. Cuando con ellas no llegamos ni a la quinta parte de lo que realmente supone sentirlo.  No se puede explicar aquello que nace de tan dentro, de forma tan inesperada e inevitable,  ocupándolo todo en un abrir y cerrar de ojos. No se puede expresar su significado, simplemente está en cada respiración, caricia y beso, en cada mirada y abrazo, cada vez que caminan a tu lado y que te animan a seguir, en el que escucha y en el que te da su sinceridad, en aquel que sonríe hasta verte llorar de la risa.


Se empeñan en concentrarlo en un solo ser, cómo si se pudiera encerrar y etiquetar algo infinito, no, no es algo único e irrepetible,  se nos olvida siempre que el amor se presenta en multitud de aspectos durante nuestra vida. Aunque hoy crean no poder volver a sentirlo, vuelven a olvidar que no es elección suya, aparece de múltiples formas cada día, aunque no lo quieran, solo tienen que dejar que vuelva a fluir, dejar de lanzar explicaciones al viento y centrarse en aceptar sus propios miedos.

sábado, 13 de mayo de 2017


Me acerco despacio al teclado, observo una a una las teclas que siempre me hipnotizaban, llevo tantos meses sin soltar libremente mis dedos que hasta creo haber olvidado cómo hacerlo. En la cabeza se agolpan mil pensamientos, pidiendo a gritos salir, escapar de este encierro programado. Tanto tiempo pasó que he llegado a encontrar huecos dentro de mí, más de los que creía poseer.
Pero mírate, aquí estamos, tu y yo de nuevo, frente a frente, calibrándonos, viendo cómo empezar la conversación y luego intentar adivinar hacia dónde dirigirla. Cómo una fase más de este vaivén en el que se convierte la vida, un pasito más cerca o lejos de lo que un día pensaste que ibas a hacer con ella. Parece que el tiempo no pasa por ti, te quedas tejiendo una a una las letras a tu alrededor, haciendo de ellas un ovillo interminable.
Mírate, has sido implacable, has seguido bien derecho por ese camino que te marcaste, despacio, flaqueando cuando ya no podías más y volviendo a enderezarte tras los rasguños por haberte arrastrado por el suelo. Puede que al final tuvieras razón y ese no era un recorrido apto para ti, o puede que tuvieran razón ellos y era un atajo que no supiste tomar. Sinceramente creo que no es verdad que sólo se vea la luz al final del túnel, esa luz siempre está pero nos cegamos inconscientemente y dejamos de verla.
Vuelvo a ver ese brillo en ti, pronto estará deslumbrando como aquella primera vez que me diste el primer sí, dejando una interminable fila de noes tras de ti, ya sé que no te gusta que me acelere, eres de ir pasito a pasito y de las que necesita complicaciones para asumir responsabilidades.
Así que, ya es suficiente, hoy toca decir todo eso que nunca te dicen, ya basta, deja de fingir que hablo para otra persona, si, eres tú a quien me dirijo, deja de seguir esperando día tras día a que alguien llegue para salvarte, para sacarte de ti mismo, para que justifiquen tus pasos.
Parece mentira que empecemos dando los primeros pasos con la convicción de llegar allá dónde nuestros brazos no alcanzan y que ahora estés ahí parado, esperando, ¿esperando qué? Te crees el centro de un misterioso agujero negro del que no puedes salir y no quieres aceptar que simplemente eres una mota más de este infinito universo, que miles de personas se preguntan cada día lo mismo que tú, que sufren penurias y que se quedan esperando. No te hace falta nada ni nadie, más que tú, adelántate, da un paso hacia dónde te salga del mismísimo universo, ¡vive por ti!

“El tiempo ayuda, pero hay que ayudar al tiempo” 
por Walter Riso
"La vida es muy corta, no hay tiempo para quejarse y pelear amigo mío" 
por Marcela Serrano