sábado, 19 de agosto de 2017


Hacemos lo imposible por entender el mecanismo de la herida, intentando encontrar el principio, pero querer buscar dónde empezó todo es casi un mito, no se puede atribuir cada herida a un solo golpe, una situación o un único momento.
No tiene sentido creer que obtenemos algo pensando en qué hubiera pasado si nuestra vida fuera diferente, si hubiéramos tomado otras decisiones u otros caminos. En cambio si que perdemos cosas haciéndolo, principalmente tiempo, ese que malgastamos dándole importancia a los pensamientos que inventa esa gran máquina llamada imaginación, que nos crea un mundo interminable de ilusiones, por culpa de ese pequeño rincón de nuestro cerebro que suspira eternamente por lograr llegar a su oasis.
Hay una parte de nosotros mismos en lo más profundo de nuestro ser, algo que nos acompañó desde los inicios de nuestra evolución, una pequeña dosis del instinto animal que se refleja en nuestros impulsos. Muchas veces podemos tropezar por seguirlos, pero no hay duda de que nos hacen bucear en ese basto y profundo océano de los sentimientos, siendo algo que merece la pena experimentar, para saber lo que es estar vivo, lo que es vivir.
He de decir que te quiero, a pesar de todo, incluso en esos días que no te soportas ni tu misma, yo estoy al otro lado del espejo para mostrarte esa sonrisa que pasa inadvertida para todos y para devolverte caretos indescriptibles cuando tienes esa desastrosa careta puesta, porque lo que realmente importa es que me miras y tus ojos nunca serán capaces de esconder nada.

viernes, 11 de agosto de 2017


Escribir, escribirme y luego escribirte, a mi y a ti, dos caras de la misma hoja, es algo que no me canso de hacer. 
Por mucho que pase el tiempo, aunque pasen mil cosas entre medias, incluso si acabo de estar contigo, no importa porque cada vez que lo hago me siento como si fuera la primera vez y me encanta saber que este cosquilleo no se acabará. 
Hace unos días te releí, volvieron a ensamblarse nuestras letras como si estuviéramos escribiendo ahora mismo, ya sabíamos que los sentimientos vienen y van, pero no que las letras nos harían perpetuos. 
Tu ingenuidad y mi continuo derroche de altibajos, esos eternos amantes de frases y enamorados de verdades escritas, no dejarán de encontrarse en cada esquina. 
Hay que ver lo pequeñas que se nos quedaron todas esas paredes blancas y el gran mundo que se nos abrió en cada uno de nuestros rincones, aún queda mucho, mucho para darnos cuenta de que las líneas no suelen ser del todo rectas. 
Por ahora brindemos, por todo lo que ambos vivimos, por lo que nos muestra el presente, pero sobre todo por lo que sea que nos depare el futuro.