domingo, 19 de abril de 2020

Inolvidable




El mundo mortal piensa que lo inolvidable es aquello que te pasa por primera vez. La primera vez que ves amanecer o atardecer, que vas al mar, que sientes el agua sobre tu piel, que sumerges tus ojos. La primera vez que acaricias, que besas, que abrazas, que lloras, que ríes. La primera vez que escuchas el canto de los pájaros, a esa persona diciendo te amo, su risa o su respiración. La primera vez que haces algo con tus propias manos, que sientes la gratitud de alguien o el amor incondicional de una mirada animal. Todas esas primeras veces se te quedan como impregnadas y al final tu mente no puede evitar intentar revivirlas una y otra vez…


Luego te metes en mi mundo, en ese entresijo de axones de mi cabeza, y en ese desbarajuste te das cuenta que lo inolvidable se hace efímero, se torna en minutos eternos y segundos fugaces, porque lo inolvidable es olvidable en una mente sin memoria, o mejor dicho con memoria selectiva, como estamos aprendiendo con el paso de los años. De repente te ves embaucado cada día en la embriaguez de vivir cada instante como si fuera la primera vez, de disfrutar de cada risa, desayuno, charla, paseo, de divertirte con cada momento del que dispones, de dedicarte el tiempo que habías dejado correr, tan rápido, que ya ni siquiera recuerdas cuánto tiempo pasó…


Así que me veo leyendo el blog, desde mis inicios, han pasado ya bastantes años y la verdad es que me cuesta reconocerme. Ahora puedo decir que he cambiado y espero poder decir también que por fin he aprendido algunas cosas, aunque otras tantas aún me quedaran por descubrir. Diría que todo este tiempo me ha servido para plasmar aquello por lo que todos, en mayor o menor medida, pasamos y que sin duda es el camino del autoconocimiento, el descubrimiento de cómo es nuestra personalidad y de nuestra propia fortaleza. Aprendiendo poco a poco a rodearte de aquellos que suman en tu vida y a dejar ir a los pasajeros, no se puede apresar ni someter a los viajeros de espíritu. Todos tenemos límites que no deberíamos traspasar, y no me refiero a los límites en cuanto a lo que podemos o no hacer, sino a los límites para con nosotros mismos.