jueves, 9 de diciembre de 2021

Y yo qué?


Suena raro decirlo, teniendo en cuenta que aquí siempre hablamos indirectamente de mi. Cuanto más aprendo de mi misma, mas veces me surge esa misma pregunta: y yo qué?

Cuando te das cuenta que dejaste que se desbordara la empatía, la consideración, la anteposición de todos frente a ti, en definitiva la claudicación de lo que debería ser tu vida por estar siempre ahí para los demás, después solo queda vacío, ese tipo de hueco que nadie esta preparado para aceptar.

Porque cada uno tenemos nuestra personalidad, nuestros gustos, hobbies, etc., etc., cada uno sabemos lo que queremos o no hacer, como nos gustaría pasar nuestro tiempo de esta vida, y no concebimos la idea, ni lo mas remotamente, de que hacer cuando todo desaparece, cuando lo único que tienes delante eres tu frente al mundo.

Seguro que se te pasan muchas cosas por la cabeza, el momento de vivir ese sueño tantas veces imaginado, ir a ese sitio en el que tantas veces te paseaste mentalmente, hacer eso que siempre quisiste hacer pero tantas veces postergaste. Todas esas cosas que por diferentes motivos, se fueron dejando atrás y que ahora el momento se presta a ello. Ahí estoy yo, en ese preciso instante, en el que ese vacío tan enorme me envuelve, como meciendo mis días, y a la vez me sobrecoge, cual escalofrío llevado por la brisa.

De repente me veo guardando mi vida en una mochila y apretándome el cinturón del avión rumbo al centro aislado de mi misma, a ese pequeño sueño isleño, con nada estipulado y todo por hacer, sin ninguna prisa pero tratando de no sucumbir a la pausa. Cierro la mochila, suelto todo lastre y miro al frente, como quien ya no espera que las cosas pasen, sino que se calza las botas y empieza a caminar.

Tengo esa sensación de esperanza, esa ilusión de la infancia, esa que con los años se esfuma sin darnos cuenta, como esa niebla mañanera que se despeja a medio día. Creía que venía buscando algo, que quizá me faltaba y que no conseguía. Pero con el paso de los días, me he ido dando cuenta que lo que necesitaba estaba justo a un paso de mi, lo que de verdad quería era lograr averiguar donde guarde mi esencia. Puede que lo que me faltaba fuera simplemente esa paz, vivir conmigo, dándome mi propio tiempo, conociéndome y aceptando mis limites, no necesito más.

lunes, 22 de marzo de 2021

Elevate

 


Vueltitas de la vida, esas que te hacen marearte tanto que al final acabas sin saber donde empiezan o acaban las cosas, sin recordar porque inicias o terminas algo, sin entender las razones de una u otra elección. Con el tiempo, bendito y maldito tiempo, con el aprendes las mayores lecciones de la vida y te hace querer estancar tus pies en pequeños momentos de tu viaje, o tambien que todo pase a la ultima velocidad de una cinta de correr.


Un día te despiertas sabiendo que llegaste a tu tope, que puedes decirte muchas cosas, ahora desde la lejanía puedes contarte todo eso que antes no te atreviste a soltar, ahora quiza hayas llegado al mismo punto de la escalada, en la que hace tiempo que una parte de ti esperaba, y todo se ve distinto a esta misma altura, ahora puedes mandar a la mierda sin que ninguna parte de ti se vaya detras, ahora puedes relegar a un extremo aquello que te frena y recuperar todo tu ser, ahora, si, tiene que ser ahora porque antes no hubieras llegado a ningun sitio, ni siquiera al borde del pomo de la puerta, ahora que entras y sales a tu antojo, sin mirar atras, sin dudar, es cuando sales a paso firme y reinventas tus pasos. 


No hace falta que te diga todo aquello por lo que tuviste que pasar, viviste cada subida de forma intensa y no te frenaron los tropiezos, las caídas, ni las personas o los lugares, así llegaste a ser quien eres ahora y en lo que puedes apoyarte siempre que quieras. Mira adelante, visualiza tu horizonte y libérate, salta sabiendo que los limites están para superarlos, que los vacíos son eslabones que puedes enlazar y saborea tu día a día en cada uno de los aspectos de tu vida.