jueves, 22 de octubre de 2015

Detalles


Es extraño que sigamos ahogándonos en vasos de agua, que no dejemos de perseguir las cosas materiales, que busquemos siempre un final feliz y nos olvidemos del resto, que nos importe mas un mio que un nuestro, es difícil entender el porqué de tantas cosas que hacemos sin sentido, mientras perdemos tantas otras en el camino.
Se nos olvida lo bonito de los pequeños detalles, de demostrar esas pequeñas palabras que tanto nos decimos, porque un buenos días puede implicar una mirada profunda que atraviese hasta el alma, un que tengas un buen día puede dar lugar a un abrazo sincero, un te quiero puede tener implícito ese beso que parece no acabar, o que un te amo lleva consigo esa caricia nuestra, porque se nos olvida que lo mas maravilloso del día es amanecer sintiéndonos, agradeciendo estar aquí y ahora, disfrutando de cada detalle, de lo maravilloso que somos aun recién levantados, riéndonos del tropezón que dimos ayer y mirando de frente nuevamente, aprendiendo cada día un poquito más de nosotros mismos, a estar satisfechos con quienes somos, de como vivimos y de los logros conseguidos, tanto los tuyos como de aquellos con los que compartes tu vida, se nos olvida que la vida no es un sprint en el que todo vale para llegar los primeros, incluso pasar unos por encima de otros, no, que la vida hay que disfrutarla día a día, que no hay solo un final feliz, sino que se acerca más a una vida con pequeñas ocasiones de ser feliz, y ese es principalmente nuestro gran problema, se nos olvida tanto ver lo bueno de la vida, que lo menos bueno se hace dueño y señor de ella, nos nubla tanto la existencia que dejamos de discernir el horizonte.
Niégate y pelea, búrlate del miedo mientras puedas, dale mil razones para no quedarse, muestrale ese corazón puro y rebosante que no tiene hueco para el, di lo que quieras decir cuando lo quieras decir, agarra con firmeza tu sonrisa y no la dejes caer, porque la vida esta deseando que así sea, que la mires de frente y salgas cada día buscándole las cosquillas.

domingo, 21 de junio de 2015


En ocasiones nuestro gran problema es precisamente no ser capaces de aceptar cuál es nuestro principal defecto, el mío sin duda es no poder estar con alguien. Unas veces crees que lo tienes controlado y otras te sacude con la mano bien abierta en toda la cara. Quizá es que acabas cogiéndole el truco a aguantar la sacudida o tal vez es que necesitas que te den varias veces para que te tire de bruces al suelo, no sé. Puede que solo sea la naturaleza humana y su infinito instinto de sociedad, quién sabe.

Hay quienes viven tan a gusto en la comunidad que ni siquiera se plantean nada de esto y otros que no encajan, de esos puedes toparte con quien intenta una y otra vez dar con la fórmula mágica que les permita hacerlo o puedes dar con quien escapa y no quiere saber ni lo que es una comunidad.

Yo no sé de qué grupo soy, puede que no haya encontrado mi sitio, que intente buscarlo o que no, quizá no pretendo estar en ninguno, se ve a leguas que soy una mente bastante atormentada y en lucha constante, que no sé hacer que me entiendan ni permito que lo intenten, de manera que cómo pretender estar así con alguien y lo que es peor cómo pretender pedirle a alguien que haga tal sacrificio, seria injusto.

sábado, 23 de mayo de 2015


A veces me elevo entre amaneceres de ensueño y atardeceres románticos, otras me parece como si el aire me cortase al elevarme, a veces me deslizo sutilmente entre las olas, otras me siento presa del abrazo del mar, a veces dejo que los cantos de ballena me mezan suavemente, otras me aturden unos ruidos extraños, a veces vivo ese maravilloso cosquilleo mientras acaricio levemente la hierba, otras siento como se me clavan las puntas del césped, a veces me hago una comida muy elaborada, otras me como lo primero que alcanzo, a veces creo discernir ese sonido que anhelo, otras noto un martilleo en mis oídos, a veces disfruto adormeciéndome sobre la cálida arena, otras me sobresalto al darme la impresión de que me entierro en ella, a veces me aíslo de todo, otras me rodeo de gente, a veces duermo profundamente, otras veces ni cerrando los ojos concilio el sueño, a veces creo un mundo imaginario, otras me echo el mundo encima, a veces me sorprende alguna lectura, otras me horrorizo con ciertos párrafos, a veces no quiero moverme de sitio, otras no puedo parar de viajar, a veces tengo algo tan cerca que puedo tocarlo, otras sufro al no lograr alcanzarlo.

Hay muchísimas pequeñas cosas en la vida que no apreciamos, ya no porque no nos demos cuenta de que existen, sino porque esas pequeñas cosas comienzan siendo invisibles. Puede que esa persona que tienes al lado te ame tanto y tan profundamente que no sea ya ni siquiera cuantificable pero al no expresarlo sigue quedando en su interior sin que tú lo llegues a conocer, puede que ese animalito que te ha visto caer y levantarte tantas veces mientras estuvo a tu lado durante gran parte de tu vida sepa muchísimo más de ti de lo que jamás sabrá nadie pero es algo que no saldrá de él, puede que un ser de cobijo en su interior a otro ser aún demasiado diminuto como para ser apreciado pero que poco a poco va reclamando su espacio, puede que justo cuando la tierra está a punto de agotarse hídrica y nutritivamente hablando siempre acaba atrayendo esa reparadora y revitalizante lluvia pero que nunca sepamos exactamente cuando, puede que alguien te haga el regalo más preciado que puedas llegar a imaginar pero para ti solo sea uno más, puede que un día te levantes queriendo ser útil para el mundo pero que nadie más sepa apreciar tu esfuerzo, puede que en un momento toda tu vida tenga sentido y al segundo siguiente todo se desvanezca, puede que hoy no te encuentres y que mañana no entiendas porque no supiste encontrarte.

Por eso déjame, por favor deja que lo saque de mi cabeza, aunque sea una pérdida de tiempo y no sirva para nada, aunque sea tan insignificante que no tenga siquiera sentido, por favor déjame que lo exprese, que lo libere de mi interior, porque solo así encuentro la paz que necesito cada día. Quiero decir algo, algo que seguramente ya habré dicho mil veces pero que por algún motivo quizá se quede en el espacio que hay entre boca y oído, algo que como se puede comprobar con las palabras soltadas al viento no hacen ningún efecto, más que el de difuminarse entre tanto ruido, probablemente ya esté tan lejos que no pueda hacerme oír nada, tal vez ese muro que se construye inicialmente con una idea, al final no fuese para cobijar sino que acaba poniéndose en medio y nos impide comunicarnos. Quiero decir que, pese a todo y a todos, sigo queriendo hacerlo, sigo queriendo ser ese apoyo que uno tiene no porque haga falta para caminar sino para avanzar con decisión, ser el motivo por el que no importe seguir riendo pero no por el que se necesite sonreír, ser el abrazo que reconforta pero no sin el que uno se vuelve frágil, ser el suspiro que alienta pero no el que da la vida, ser ese oído que escucha hasta la última cosa que dicen pero no ser del que sin oír se ofusca, sencillamente quiero ser aquel que acompañe en la vida pero no sin el que ésta descarrila.

No aprendes, de nuevo es tarde, siempre tarde, aprendes tarde que la vida es algo más de lo que hay en tu cabeza, que lo que alcanzan a ver tus ojos no es ni la décima parte de lo que existe en el universo, tarde, aprendes tarde que las cosas no se hacen como tú crees que se hacen, que no eres un ejemplo fiel de eso que llaman ser humano y por eso no encajas, que lo que te gusta dar lo haces voluntariamente y no significa que al resto también deba gustarle hacerlo, siempre tarde, tarde para decir y hacer todo o nada, para sacar algo adelante, tarde. Ya nada importa, solo quedan cenizas, esas que con una leve brisa acabarán vete a saber dónde, pero aquí estas, aferrándote a ellas como si no hubiese nada más, no quieres que se esfumen porque te conformas con recordar esas fugaces sensaciones y pensamientos, no con la esperanza de que reaparecerán en algún otro momento sino porque no quieres que haya nada después de ellas, solo así, grises y secas, recogidas en pequeños montones sin luz, para mirarlas y cerrar los ojos sin más. 

domingo, 5 de abril de 2015

Vínculo

Hay un vínculo que pocos en esta vida llegan a experimentar o ni siquiera conocer, es difícilmente descriptible en sí mismo, pero a la vez con gran facilidad crea numerosas formas de reconocerlo. Existe una conexión invisible e innata en aquellos que consiguen ese vínculo, tan especial e inquebrantable, que realmente es infinita y constantemente buscado, creando auténticos deseos irracionales de sentirlo.  Es algo que solo tiene lugar cuando no se busca ni se espera nada y que solo aparece cuando se realiza en conjunto, cuando el simple hecho de dar te ofrece tan solo recibir la felicidad del que recibe y viceversa.  Porque el vínculo es así, es una mezcla de irrealidad y verdad, de sinceridad y locura, algo que, si tienes la suerte de vivir, merece la pena conservar.


Es esa sensación de llegar a un sitio y no querer marcharte, de cruzarte en su camino y saber que no será la primera ni la última vez, de que tan solo con mirar sus ojos te transmita que eres lo más importante de su vida, de que lo que más le guste del día es buscar esa caricia, de saber que estará junto a ti pase lo que pase, de sinceridad y confianza tan plena que solo pararte a su lado te llena de paz, de necesitar más que nada solo tenerle al lado, de que pase el tiempo que pase al reencontraros será como si éste no hubiese pasado, de saber que te conoce incluso mucho más que tú mismo, de sentir que te comprende, de dar valor incluso a tus defectos y manías.


Ese vínculo traspasa todo, no entiende de tiempo ni barreras, de envidia ni prohibiciones, de dudas ni desconfianza, no entiende de cercanía ni lejanía, simplemente surge, así, tal cual, puede ser en un segundo o en muchos, no se sabe, hay muchas teorías, muchos que hablan de él, pero tan pocos que logren experimentarlo e incluso que lleguen a darse cuenta de que existe, así que agárralo fuerte y no lo sueltes.

martes, 31 de marzo de 2015

La vida es como el agua



De repente aparece esa gota, tan minúscula pero que alberga gran cantidad de vida, no se sabe de dónde viene, si es de ahora o si ha estado siempre ahí, de alguna extraña manera forma parte de un todo, un todo que se forma gotita a gotita, donde se reúnen miles y miles de diminutas gotas, hasta que logran emanar formando un tímido hilo de agua que comienza a discurrir, va realizando su camino a medida que avanza, al principio apenas recorre unos metros, le entorpece todo, no sabe hacia dónde dirigirse, realiza varios recorridos sin avanzar demasiado, a medida que pasa el tiempo se centra en uno y pone todo su empeño, se vuelve riachuelo, moldea el camino a su gusto, cree saberlo todo de él y se arriesga, pero se encuentra de bruces con una hondonada y se estanca, se agita con fuerza queriendo seguir su camino, pero no logra encontrar la salida, se desespera, se ofusca y se deprime, hasta que por fin logra verle la utilidad, rellena los huecos, se vuelve pantano, alberga más vida en él y disfruta de su lugar.


Un buen día sin darse cuenta comienza a desbordarse por un recoveco, de nuevo comienza a fluir libremente, se vuelve río, realiza un nuevo camino sin saber que le deparará esta vez, rememora lo vivido y fluye en nuevas direcciones, a veces esquiva los obstáculos y otras choca contra ellos, hasta que en un determinado trayecto otro río aparece paralelamente, se observan, se miden y se retan, sin darse cuenta confluyen, se encuentran y se agitan, fluyen extasiados uno junto al otro, cogiendo más ímpetu a medida que avanzan, como por arte de magia se entremezclan, como si siempre hubiesen estado juntos, se hacen uno y se vuelven inseparables, pero al igual que se unieron algo les separa, les hace tomar caminos distintos, tanto que reducen su ritmo y se aletargan, inundándoles la tristeza y la soledad, como si no quisieran seguir, van tropezando una y otra vez con los recodos del camino, aun así, siguen, cada uno por su camino, dejándose llevar.


Finalmente, cuando menos se lo esperan, llegan, muchísimos de ellos, no se sabe de dónde vienen, cada uno con su historia, con su recorrido más o menos lejano, con sus mejores o peores galas, con sus pequeñas o grandes cicatrices, con mayor o menor sedimentación, nada de eso importa ya, solo que juntos van creando ese gran manto azul, ese que sin ellos no es nada y con ellos lo es todo, porque al final: “para todo mal, el mar, y para todo bien, también”

domingo, 8 de marzo de 2015

Retazos de la infancia



A veces ocurren situaciones que te hacen echar la vista atrás, aunque solo sea por un instante…

Sentada en el asiento de un coche, rumbo a alguna parte y con más personas dentro de él hablando cada uno de sus cosas, mirando distraída por la ventana, viendo pasar las cosas velozmente y pensando en  que la vida también se nos escapa de las manos sin darnos cuenta, escuchas como comienza una canción por los altavoces del coche, una de tantas canciones virtuosas del gran Sabina, de repente el paisaje se transforma, aparece ese pequeño rincón de la cocina de tu añorada casa donde pasaste muchas mañanas sentada no hace demasiado tiempo, al otro lado sartén y olla en los fogones, utensilios de cocina y alimentos que preparar en la encimera, sin faltar ella, mi madre, esa mujer que aun haciendo varios platos a la vez, es capaz de cantar y moverse siguiendo el ritmo de la música, mientras entre canción y canción rememora sus propios momentos que vivió cuando escucho esas canciones por primera vez.


Sonríes, ya no solo por el hecho de que unas pocas notas sean capaces de transportarte, sino porque una vez más te das cuenta de que el valor de una madre no tiene precio, porque aun no estando presente y aunque pase lo que tenga que pasar, esos instantes siempre volverán a tu memoria.

Solo tú


Hay cosas que solo tú haces y que te hacen único, cosas que haces por los demás de manera desinteresada y sin pararte a pensar, cosas que por sí solas te aportan la satisfacción de que con ello puedas aportar algo a la sociedad, aun así inevitablemente algunas de esas cosas son con las que a veces sueñas que algún día hagan por ti, pero en el fondo sabes que son locuras y como tales te conformas con hacerlas tú mismo.


Hacer sentir pequeñita esa distancia que nos separa de las personas que queremos, aprender a hacer valer más las pequeñas cosas de la vida y no ofuscarse en las cosas inútiles, convertir la necesidad imperante de no separarte de alguien en un sentimiento de gratitud por ser uno de esos afortunados que tiene la suerte de vivirlo, comprender que cuando algo se transforma en obsesión no es sano ni lleva a ningún lado, llevar a cabo la tarea de vivir sin pisotear a los demás, entender que deben estimularse las buenas acciones y no malgastar saliva en rememorar las malas, no dejar que los miedos e inseguridades te dominen, recordar que tú también tienes derecho a vivir tu vida y que no por ello eres egoísta, no dejar de creer que puedes hacerlo.

Cosas aparentemente sencillas, cuya única complicación es creada por cada uno de nosotros mismos, cuyos impedimentos no son más que la muestra de no valorarnos lo suficiente, de entrar con tanta facilidad en los peros y reproches, para que después olvidemos como poder seguir.

sábado, 21 de febrero de 2015

Espejo



Ámate, ámate mucho, porque tú eres quien más te conoces aunque a veces sientas que no sabes quién es ese gran desconocido enfrente del espejo, ámate porque das siempre lo mejor de ti cada día, porque vives intensamente cada momento, porque eres inconformista y te replanteas las cosas una y otra vez buscando como mejorar, ámate mucho por cada error que cometes porque a pesar de todo sigues al pie del cañón, ámate más aun en esos días en los que no quieres devolverle la mirada a ese del espejo porque eso es justo lo que te hace ser más humano, ámate porque aun en los tiempos que vivimos no has perdido la esencia del ser humano que muchos otros ya ni siquiera sabrían reconocer, ámate más que nadie porque repartes alegría aun a riesgo de quedarte sin nada para ti, porque aunque no te des cuenta eso será lo que te triplique la capacidad de ser feliz, ámate porque aunque no lo entiendas los que te quieren necesitan verte amado para sentir que te quieren, ámate mucho y a todas horas porque no hay nada más maravilloso que desequilibrar al del espejo y dejarle pensando en quien es el valiente que tiene enfrente, ámate sin preguntarte porqué debes hacerlo sino solo por la sencillez de quererte tal cual eres, ámate cada día aunque no hayas hecho nada especial porque lo que para ti no significó nada para otro puede haber sido eso que le cambió el día, ámate por esas pequeñas cosas que haces de forma desinteresada, por sacar esas sonrisas allá donde vas y por obtener beneficio cuando empleas tu tiempo en ayudar a los demás, ámate por esos defectos y manías que tanto te atormentan a veces porque te hacen ser único, ámate sin medida por agradecer todo lo que tienes en la vida y por todas aquellas personas que caminan a tu lado, ámate por tropezar mil veces en la misma piedra y saber volver a levantarte mil y una más, ámate por no haber perdido las ganas de soñar ni haberte dejado quitar tus alas y porque incluso aunque algún sueño no haya llegado aun a su cauce o algún que otro rasguño en las alas te haga elevarte más despacio, ámate, ámate mucho

sábado, 17 de enero de 2015

Re-enamorarse

Algunos dicen que no es bueno, que lo que ya se conoce tanto como para haberte enamorado una vez, no debe volver a ocupar tanto espacio como lo hizo esa primera vez. Hay un paisano malagueño que siempre me hace reír y que a la vez es enorme como persona, hablo como no del gran Dani Rovira, para colmo hace poco me enteré de que también comparto con él la filosofía de vida, en la cual hablamos mucho precisamente de este aspecto.
No me cansaré de decir tantas veces como haga falta, de que quien quiere ser feliz lo es pase lo que pase, tampoco me olvidare de recordar que mi memoria sigue mantenida en su línea de no retener más allá de la vida cotidiana de cada día, reemplazando lo del día anterior casi instantáneamente, pero manteniendo las cosas verdaderamente necesarias.
Por eso tal vez no entiendo el porque consideran algunos malo el re-enamorarse, a mi me encanta, me ilusiona el poder volver hacerlo cada día, el volver a enamorarme de esos animalitos que me dan su corazón sin pedírselo, porque esos despertares del gordo justo en el momento en el que la siesta esta en su punto algido o esos masajes de mi niña de ojos azules no tienen precio, enamorarme de esa familia que aun con nuestras mil locuras no deja de ser una piña y se desviven por mi,  porque esas tardes de sobremesa haciendo el tonto no nos las quita nadie, enamorarme de esos amigos incondicionales que aun estando lejos no dejas de sentirlos a mas de unos metros o de esas otras tantas personas que te permiten formar parte de sus vidas sin pedir nada a cambio, me gusta volver a enamorarme cada vez de esos lugares que te roban el corazón y en los que cuando te vas siempre dices hasta luego, pudiendo llegar a sentir como te susurran vuelve pronto, también de esos momentos que por mas que repito no me cansan, porque sean como sean no dejan de recordarme que hasta las cosas más diminutas pueden lograr llegar a ser esos pequeños paraísos que te re-enamoran una y otra vez.