En el fondo aun espero, porque quizá es lo único que creía que debía esperar, que debía hacerlo, que no importaría nada más, que abrirías la puerta a patadas y me salvarías de mi misma.

En lo mas profundo de mi ser aun añoro, porque creía que quizá hiciste tantos añicos el muro que me rodeaba, que no habría forma de poder reconstruirlo, que me abrazarías tan fuerte y todo se esfumaría.

En el ultimo rincon de mi mente aun te veo, porque transformaste mi mente de ‘Dory’, en millones de instantes imborrables, mirándome y preguntándote si mi sonrisa tenia fin.

Y ahora me resigno a vivir en una media luna constante a cada paso que doy, ahora no tengo mas ganas de ser fuerte, se me agotaron las pilas de salvadora, volvió esa careta, ese disfraz que hace tanto había quemado y enterrado, se me adhiere a la piel sin encontrar resistencia, como quien sabe que ya no hay nada mas que hacer…

Ogeul astah

 

Qué haces cuando las cosas no salen como uno espera? Qué pasa cuando desaparece algo que estaba tan dentro de ti y no puedes volver atrás? Cómo se sigue si lo que deseas es contrario a lo que la vida te da?

Ya no se cuantas películas he producido, cuantas de ellas he vivido en primera persona, ni cuantas he tenido que dejar a medias. Ni te cuento las veces que he estado a punto de poner la maqueta a la última escena y no me ha dado tiempo ni a decir ‘acción’.

Parece que estas en bucle de finales tergiversados, de bruscos giros de guión, de afilados acantilados y pendientes interminables, a veces pienso que en otra vida debí ser MacGyver y no he sido informada.

Sabes qué? Que yo no soy de esas, yo no imagino guiones idílicos, ni aventuras de escándalo, ni finales de cuento. Que yo soy de las que echa a andar sin mirar el camino, que mi piel esta llena de moratones por las piedras que voy sorteando en el camino, que disfruto de ver mis músculos agotados de placer, que rozo el éxtasis solo con ver y sentir, que ni uno solo de los pelos de mi indomable cabellera ha llegado hasta aquí sin buscar desmelenarse cada día.

Y claro que tengo miedos, dudas e inseguridades, claro que habrá veces que me veras parada, claro que me permito a mi misma esos momentos de compadecerme, porque cada una de las veces que he tenido que pasar por algo, lo he hecho lo mejor que he podido y que he sabido. Porque no sería nada sin mis defectos, mis fallos y mis decepciones, y aun lo sería menos sin cada vez que me levanté, me sacudí profundamente y te miré de nuevo a los ojos.

Parece que fue ayer, cuando te miraba de reojo mientras pasabas por al lado, cuando te esquivaba la mirada si te tenia de frente, cuando te observaba a escondidas y me quedaba embobada.

Empezaste apareciéndote en mis sueños, mucho antes de que entendiera lo que significabas para mi, antes de que el brillo de mis ojos reflejara tu intensidad en mi alma, antes de que tu risa me erizara de la nuca a los pies, antes de que siquiera cruzara mas de dos palabras contigo.

Luego comencé a conocerte, trataba de memorizar cada gesto, sonido o palabra que salía de ti, me sorprendía teniendo conversaciones largas, de las que jamás había mantenido, me embriagaba con tu olor y me cautivaba con tu risa.

Después me descubrí a mi misma a través de ti, mis potenciales, mis defectos, mis limites y limitaciones, estirándolos, moldeándolos y adaptándolos a la persona que quería llegar a ser, a la que sorprendí tranquilamente esperando dentro de mi para que la sacara a relucir.

Entonces llego el día en el que nos atrevimos a derribar barreras y suspirar profundo, a contener la respiración a siete centímetros y sentirnos a menos uno, a subirnos a este mar lleno de maravillosos e inesperados rincones. A sortear los baches del camino, a naufragar por esas veces que creímos desistir, que respiramos sin estar al lado.

Porque la vida es como una intensa corriente oceánica, que hoy te pone aquí y mañana allá, no se puede estar siempre en la cresta de las olas, si no que debemos dejar que nos enseñen a surfear con ellas.

Gracias por enseñarme que a veces la cabezonería tiene un buen fin, por tu paciencia para que acepte ayuda, por estar en los momentos imprescindibles y también en los otros que tu sabes, por ser ese punto de apoyo y mi mayor fuente de realidad, por dejar huella en cada rincón de mi ser.

Sigo creyendo que fue ayer y ya han pasado unos pocos años, sintiendo que no dejamos de aprender y reinventarnos cada día, porque haces que todo mi caos se pare y que diez años parezcan un suspiro.

Lo sabes

 

No te pasa que a veces buscas excusas para escribir? Que estas en casa y te descubres poniendo 2 cepillos en el baño, con tal de que te salga sola la sonrisa mientras te lavas los dientes e imaginas a esa persona en el espejo, justo detrás, haciéndolo también? Que vas andando y te agarras el borde de la manga o la camiseta, como si tuvieras sus dedos entre los tuyos? Que te duchas y al enjabonarte te parece que son sus manos las que te recorren? Que logras algo y lo primero que te viene a la mente es su imagen diciéndote ‘Sabia que lo harías’?

No te pasa que a veces te invaden las cosas que escribir? Que estas eligiendo algo y sabes que le quedaría mejor? Que sueñas despertarte en medio de esa playa y que lo primero al abrir los ojos sea el brillo de su piel tostada con el sol? Que te pones a leer y te ríes solo por imaginar la cara que te pondría si se lo leyeras? Que estas sentado comiendo y de repente te da ese escalofrío en la pierna como si su pie estuviera junto al tuyo?

No te pasa que estas terminando tu ultima frase pero no puedes dejar de escribir? Que escuchas musica y parece que te la susurra al oido? Que cada atardecer es como su abrazo por la espalda con su boca en tu cuello? Que miras tus pupilas y justo en el centro solo ves su brillo? Que te cuenta su día y te parece irreal que te haga sentir tan importante solo por compartirlo contigo?

Aun ni te rocé y ya te siento dentro…

Esa sutil mirada con la que me desarmas, esa media sonrisa que me desborda, esas palabras que me teletransportan al instante de tu y yo, ese caminar con tus dedos sin apenas rozar mi piel, esa humedad en mis labios aunque sigas a un centímetro de mi, esa simbiosis al apretar tu cuerpo con el mio…

Ese camino sin final, ese no puedo mas pero contigo no quiero parar, ese escalofrío desde los tobillos a la nuca, ese hacerte creer que no se donde empecé para que no sepas cuando acabaré, esa confianza de quien sabe que nos conocemos milimetricamente, esa respiración tan dentro, ese beso despacio…

Esa sensación de tu cuerpo temblando sobre el mio, esos ojitos cerrados y la sonrisa que no puedes esconder, esa necesidad de memorizarte de nuevo de la cara a los pies, esa llave corporal científicamente estudiada para que no quede ningún espacio sin sentirnos, ese sueño que me invade y que me niego a soltar…

Curvas

 

Las que predominan en mi vida, las que entiendo y transito sin mas, pero también las que aun no comprendo y rozan mi delicado equilibrio. No se ya cuantas veces les habré dedicado frases, párrafos y textos. Ni la de ocasiones en las que se han adueñado de mi camino, me han llevado a responder cosas antes siquiera de que yo misma fuera consciente. Lo único que suelo pedirles es que no dejen de hacerlo, de aparecer o no, sin previo aviso, porque esos son los instantes mas especiales de mi existencia.

Tanto tiempo negándolas, resistiéndome a mirarlas, cubriéndolas de dudas y miedos, desmenuzándolas en trocitos como quien intenta separar en granos la arena o destilar en gotas el mar. Tanto viviendo fuera de mi, para los demás, pasando de puntillas y obviando el poso que iba quedando dentro de mi.

Pero aquí estoy y las quiero todas, he aprendido a amarlas por completo, no quiero ninguna a medias, elijo cada una de las curvas que transito. Esas que me dan dolor de cabeza, que me arrugan el entrecejo, que me exprimen el cerebro. Aquellas que vienen antes de una lagrima y que se van con la risa, que te acogen en un abrazo y te sueltan de la mano. Otras que disfruto recorriendo con la mirada, que se me deshacen entre los labios, que se funden con las yemas de mis dedos.

Ahora, ahora que estoy entera, que me conozco un poco mas que ayer, que abarco todos y cada uno de los trozos recompuestos, ahora vuelvo a disfrutarte, embobarme y enamorarme cada día mas, de tus rincones, gestos y sinceridad, de tus caricias, besos y abrazos. Solo con sostenerte la mirada logras esa sensación sincrónica de vacío y plenitud, con abrazarme por la espalda calmas mi temblor, y yo solo puedo susurrarte al oído que elijo compartir mi vida contigo cada día.

 

Es la vida una consecución de preguntas o el vaivén de sus respuestas? A lo largo de mi vida he hecho muchas preguntas, siempre buscando, indagando en mi misma, como quien no encuentra la satisfacción en nada. 

Te imaginé, tantas veces y de tantas formas, soñaba como serías, como me harías sentir, vivía entre fugaces pestañeos y sutiles proyecciones de mi mente. Luchaba por revivirte entre mis dedos una y otra vez, retrasaba mis despertares con tal de acariciarte un poquito mas. Pero siempre desaparecías, te escapabas de mis manos, de mi vista, de mi mente. Y yo peleando conmigo por no lograr mantenerte, por retener la sensación, por sostener un solo jodido instante todo eso…

Ahora que te vivo, ahora que te tengo al lado, de carne y hueso, con tu esencia y tus vivencias, con tus sies y tus noes, con tus sueños y desvelos. Ahora que puedo soñar despierta, que tu roce me atraviesa el alma, que escribo directamente sobre tu espalda, me he dado cuenta de lo pobres que eran los limites de mi imaginación. 

Ahora que convivo con la intensidad del amor y la desesperación de mi loca cabeza, que bailo con tus miradas profundas y tus besos lentos, que tus susurros al oido me recorren de punta a punta, he comprendido eso que dicen que ‘no hay yo sin mi, ni tu sin ti’ 💚🙃

Prioridad

 

La sencillez de los momentos vividos, tanto los que eliges, como los que surgen de imprevisto. La sensación de vivir arropado, tanto en un abrazo, como al taparte mientras te tumbas en la cama tras un largo día. El dulce sonido, tanto de su risa entrando por tus oídos, como de las olas del mar durante un atardecer. El intenso escalofrío, tanto por la suave brisa mañanera, como por su dedo recorriendo tu espalda.

Ya se lo que me vas a decir, ya se lo que pasa por tu cabeza, y no, no hace falta que articules ninguna sílaba. Me basta con tenerte frente a frente, con que levantes la mirada, con sentir tu mano nerviosa apoyada en el muslo. Ni siquiera importa que hables, rías, grites o llores, todo eso es insignificante.

Sabes que pase lo que pase estaré aquí, te he dicho tantas veces lo mismo, y aun así no terminas de creerme. No te preocupes, ya te dije que cada vez te costaría mas deshacerte de la respuesta, que iría instalándose sigilosamente, hasta que todo lo demás se hiciera tan, tan, tan pequeño, que se esfume en un suspiro.

Olvidas, olvidas tan rápido dejarte embaucar por la sensación, por la prioridad de lo soñado, de lo vivido, en lo básico, en lo sencillo. La prioridad es sonreírte por todo y por nada, por elegirte y también por saber cuando soltarte, por abrazarte tan fuerte sin que lo pidas y reconocer que te maravilla observarte a escondidas mientras bailas, por disimular para poder quedarte embobada viéndote pensar, por poder girar la cabeza y verte a través de mi. La prioridad es darte cuenta que la vida no es eso, no es esperar y esperar a que las cosas caigan del cielo, a que tengas tanta suerte que lo hagan justo a tu vera, a que te pille mirando hacia ese lado, a que sea entre esas horas que tu mente esta lucida, no, no lo entendiste. La vida es aquello que coges con tus propias manos, que puedes moldear a tu gusto, sobre lo que caminas y hacia donde te diriges, eso si, eso si que es vivir.

Si no…

Ahora puedo decirlo, ahora que tu esencia a pasado a ser solo un vago recuerdo, muy lejano, de aquello en lo que mi mente te convirtió. Ahora que te veo tal cual eres en realidad, sin florituras, sin mis pensamientos haciendo de las suyas. Ahora es que puedo nombrarte sin sentir que se me quiebra la voz, puedo hablar de ti con cariño, sin esa obsesión que me explotaba por dentro, sin que me tiemblen las rodillas.

Pasaron días, meses y años, ya no recuerdo cuantos, deje de contar hace tanto. Desde entonces, me ha costado mucho, tantísimo, poder volver a ver fotos o videos, de esos que inmortalizan, sin que la niebla se apoderase de mi. Fíjate que ahora hasta me sale una media sonrisa, se me escapan solos esos instantes en conversaciones triviales, como anécdotas, de esas que llevan consigo moralejas transcendentales.

Suelto todo eso, todo lo que he llevado cargando tanto tiempo, demasiado, sin sentido, porque hoy tengo la convicción de que esa montaña, tan alta y tortuosa, esa que creía que me frenaba, solo estaba ahí para hacerme mas fuerte, mas valiente y mas libre.

Y yo qué?

Suena raro decirlo, teniendo en cuenta que aquí siempre hablamos indirectamente de mi. Cuanto más aprendo de mi misma, mas veces me surge esa misma pregunta: y yo qué?

Cuando te das cuenta que dejaste que se desbordara la empatía, la consideración, la anteposición de todos frente a ti, en definitiva la claudicación de lo que debería ser tu vida por estar siempre ahí para los demás, después solo queda vacío, ese tipo de hueco que nadie esta preparado para aceptar.

Porque cada uno tenemos nuestra personalidad, nuestros gustos, hobbies, etc., etc., cada uno sabemos lo que queremos o no hacer, como nos gustaría pasar nuestro tiempo de esta vida, y no concebimos la idea, ni lo mas remotamente, de que hacer cuando todo desaparece, cuando lo único que tienes delante eres tu frente al mundo.

Seguro que se te pasan muchas cosas por la cabeza, el momento de vivir ese sueño tantas veces imaginado, ir a ese sitio en el que tantas veces te paseaste mentalmente, hacer eso que siempre quisiste hacer pero tantas veces postergaste. Todas esas cosas que por diferentes motivos, se fueron dejando atrás y que ahora el momento se presta a ello. Ahí estoy yo, en ese preciso instante, en el que ese vacío tan enorme me envuelve, como meciendo mis días, y a la vez me sobrecoge, cual escalofrío llevado por la brisa.

De repente me veo guardando mi vida en una mochila y apretándome el cinturón del avión rumbo al centro aislado de mi misma, a ese pequeño sueño isleño, con nada estipulado y todo por hacer, sin ninguna prisa pero tratando de no sucumbir a la pausa. Cierro la mochila, suelto todo lastre y miro al frente, como quien ya no espera que las cosas pasen, sino que se calza las botas y empieza a caminar.

Tengo esa sensación de esperanza, esa ilusión de la infancia, esa que con los años se esfuma sin darnos cuenta, como esa niebla mañanera que se despeja a medio día. Creía que venía buscando algo, que quizá me faltaba y que no conseguía. Pero con el paso de los días, me he ido dando cuenta que lo que necesitaba estaba justo a un paso de mi, lo que de verdad quería era lograr averiguar donde guarde mi esencia. Puede que lo que me faltaba fuera simplemente esa paz, vivir conmigo, dándome mi propio tiempo, conociéndome y aceptando mis limites, no necesito más.