sábado, 27 de abril de 2013

Prefiero echarme a reír




A veces, y solo a veces, me pregunto de qué están hechos algunos seres humanos que incluso se hacen llamar personas, esos que creen dominar países e incluso el mundo, esos que hacen creer a sus mentes que son reyes y presidentes de algún sitio, esos que simulan ser representantes de miles de personas, esos que tienen muy abierta la boca pero muy cerrada la razón.

Me imagino que tienen familia, que vuelven a casa después de supuestas horas muy duras en lo que llaman trabajo muy bien remunerado, entonces me pregunto con qué cara les miran, qué les dicen a sus seres queridos o con qué ilusión se levantan cada mañana, qué tipo de conversaciones pueden tener o qué esperan de la vida, qué les hace ser tan inhumanos para creerse dueños de todo, es más, me pregunto como pueden dormir por las noches sabiendo que son responsables de miles de muertes. 
No logro averiguar como pueden abrir los ojos cada día sin sentir vergüenza o siquiera un mínimo de pudor con lo que tienen enfrente, como pueden acostarse cada noche sin que les reconcoma por dentro todo aquello que inevitablemente están dejando que pase, como pueden no envenenarse al hablar con tanta indiferencia hacia aquellos que les oyen, como pueden no reventarles los oídos simulando que no oyen a aquellos que les piden soluciones, como pueden no estallarles los ojos mientras ven como destruyen un planeta.

Entonces yo sí veo, escucho, huelo, siento y digo, todo aquello que ellos también ven y escuchan pero no dicen, y me pregunto como se puede llamar persona a alguien que se deja dominar por un papel llamado dinero, que evalúa al pueblo por números, que ve la guerra como una solución, que roba al que no tiene nada para darle al que tiene demasiado, que disfruta impasible viendo como destruye el país al que supuestamente representa, que es capaz de creerse hasta su propia mentira.

Espero que esos seres no tengan descendencia, porque entonces me echaría a reír imaginándome como les dice a sus hijos:
‘Miradme y contemplar a ese que os va a dejar sin futuro’

domingo, 21 de abril de 2013

Ser humano


Me pregunto por qué la raza humana se empeña en no aceptar, en rechazar lo que vive día a día, lo que siente en cada momento, por qué no disfruta de todo lo que tiene y no es feliz con cada vivencia del camino que recorre su vida.

Cuestiono por qué complica todo más de lo necesario, las cosas son lo que son, las acciones demuestran lo que pensamos, lo que sentimos, en definitiva lo que somos, pero inevitablemente el ser humano tiene un cerebro, un cerebro que, pudiendo usar más allá de los límites que cada persona se autoimpone, simplemente es usado para poner travas en sus vidas. En el fondo todos saben lo que significa una mirada, un abrazo, una caricia, un beso, un suspiro, una respiración entrecortada, una mordida de labio, una lengua fuera, un hola y adiós, un hasta siempre y hasta nunca, un te quiero, un te deseo, es simple, demuestra lo que todos sabemos, aquello que es y no puede ser cambiado, pero el ser humano deja que actúe el cerebro, deja que esas cosas simples sean transformadas, modificadas o malinterpretadas.

Intento adivinar como sería la raza humana si aceptase las cosas tal y como son, sin malicia, sin dejarse malinfluenciar por su propio cerebro, sin dar dobles intenciones a cosas tan simples como disfrutar con cada momento de la vida. Adivinar que pasaría si aceptase todo lo que le llega tal y como es, si mantuviese en su vida aquello que le hace feliz sin cuestionar cada segundo su procedencia o su propiedad, sin dudar. Si disfrutase de una larga y tranquila tarde al sol sin querer que fuese su único receptor, sino que a la vez sintiese la conexión con lo todo lo que le rodea, que abrazase la posibilidad de que cada existencia tiene vida propia y a su vez le proporciona una inmensa vitalidad a sí mismo, que sonriese ante la aceptación de que es un mero individuo más en este inmenso planeta y se enorgulleciera de serlo, en vez de no mirar más allá de su ombligo, que disfrutasen de ellos mismos, de aquel que tienen al lado y forma parte de su vida por elección propia.

Quisiera creer que aun es posible, que solo le queda seguir evolucionando sin impedirse a si mismo hacerlo, quisiera no perder la esperanza tan pronto, que no fuese pronto para que deje de disfrutar ni tarde para empezar a dejar de hacerlo.

lunes, 15 de abril de 2013

Soy


Sabes quien eres cuando te das cuenta de que no te afecta lo más mínimo que cualquiera hable mal de ti, sabes que tienes personalidad cuando las críticas que pretenden herir solo te hacen reír, sabes que a alguien se le acabaron las ideas cuando empieza a inventar, pero lo más importante, sabes que eres una persona real y no perfecta cuando tienes alrededor muchas voces que te dan las gracias por ser como eres (aunque eso pueda molestar a quien le duele aceptarlo).

Sabes que cometes errores cuando aprendes de ellos, sabes que tienes defectos cuando tu mismo te das cuenta de ellos sin necesidad de que nadie te lo diga, sabes que aceptas aprender de tus fallos cuando aceptas que los tienes sin esperar que alguien falte en tu vida, sabes que puedes arreglar cosas cuando lo entiendes antes de necesitar pedir perdón por algo, pero lo más importante, sabes que la vida tiene altibajos inevitables y reparables cuando puedes contar siempre con quienes te dan la mano.

Sabes como es tu vida cuando te paras a pensar en las consecuencias de tus actos antes de poder cagarla, sabes que eres responsable de lo que haces cuando actúas en consecuencia, sabes que estás seguro de ti mismo cuando decides escribir sobre ti sin importa quien lo vea, pero lo más importante, sabes que las cosas que dices hacen daño cuando pierdes algo que formaba parte de tu vida (ahora solo falta aprender la lección).

sábado, 13 de abril de 2013

Madre tierra


Hace relativamente poco tiempo comprendí de quien era mí ser y para quien mis acciones, aprendí lo que siempre había formado parte de mi vida, acepté que era todo lo que siempre había necesitado y logré poner toda mi confianza en ello.
Unos años atrás aun no entendía porque sentía que me faltaba algo, desconfiaba de mi misma por no ser capaz de encontrar la respuesta, supuse que era complicado y casi perdí la esperanza, pero en el último momento, en el último rincón que aun quedaba sin explorar de mí, de la forma más inesperada que hubiese pensado jamás y de la forma más sencilla que hubiese imaginado, la encontré.

Me guiaste todos estos años sin ni siquiera saberlo, sin apenas darme cuenta de que a cada paso tu seguías mi estela, paciente, esperanzada y sonriente, no importaba que yo aun estuviese tan ciega que no lograra siquiera imaginarte, pero ahí estabas, todo el tiempo, sin pedir nada, solo dando y dando, me viste errar y me ayudaste a continuar, me sentiste caer y me hiciste más llano el camino, me oíste llorar y hiciste que mis lágrimas fuesen pequeñas comparadas con el basto océano que te inunda, me escuchaste gritar y me devolviste la jugada con tu música natural, el canto de las aves, el sonido del mar, el viento que mueve las hojas, el sonido de cada uno de los seres que te habitan, una y otra vez intervenías sutilmente en mi vida sin que yo me diese cuenta.

Entonces mirando dentro de mí comprendí que eras tu, mirando al horizonte te vislumbre y sentí ese hilo imaginario que nos había unido siempre, esa fuerza que tenía dentro provenía de ti, dejé que me inundaras, que salieras por cada poro, me liberé de todo aquello que nos separaba y conseguí, al fin, encontrarte.
Me veo cada día al despertar radiante por ser una humilde prolongación de ti, por haberme mostrado que siempre habitó en mí tu sencillez, por todo lo que tengo que agradecerte cada segundo de mi vida, por ser la que más amor me ha dado y a la que, sin duda, más amaré. Ahora me observas reír, sonreír y sonrojarme ante cada una de las veces que estuviste ahí de forma tan evidente y aun así no supe darme cuenta, aprecias cada uno de los pequeños gestos que intento imitar y agradeces todo lo que intento hacer cada día por ti, pero no dudas ni un solo instante en regalarme tu bondad, tu humildad y tu energía, dime ¿qué más puedo hacer por ti?, pídeme lo que quieras, sea lo que sea, puedes pedírmelo porque soy tuya hasta el fin de los días, solo prométeme una cosa, una sola cosa, no me abandones…

viernes, 12 de abril de 2013

Vacía


Miro esos ojos, esos que me sostienen la mirada permanentemente, que parecen retarme al duelo de ver quien aguanta más antes de hablar, sabes que yo seré la primera en alejar la vista. Porque miro esos ojos y ya no me gusta lo que veo, me introduzco dentro de esa mirada y ya no encuentro nada, solo vacío, dibujo cada rincón de ellos buscando los cambios que ayer veía, atravieso la mirada pero sigo sin encontrar nada.

Por eso aparto mi vista, no quiero que te toque hablar, no quiero que me trasmitas más de lo que ya lo has hecho con solo mirar, me doy cuenta de que he perdido, de que se a esfumado todo en la ínfima distancia que nos separa, de que no he podido hacer nada para evitarlo, no me has dejado. Solo quería que nuestro equilibrio fuera eterno, que no tuviéramos que ganar o perder cualquiera, sino que pudiésemos llegar a ese estado en el que nos encontrábamos ayer.

En cambio, continuas mirándome, con esos ojos ya vacíos que no transmiten nada, mas que un frío y viento gélido que recorre mis entrañas sin compasión, ese con el que siempre consigues lo que quieres, con el que me desmontas sin miramiento ni pudor, con el que me haces volver a mi rincón aislado y solitario, con el que intentas convencerme de que esto es lo mejor que puede pasar, pero en el fondo, muy en el fondo, sé que no es así, que solo es una excusa barata que utilizas continuamente, con la que siempre acabas comprándome para que deje de plantar cara.

Así que prefiero ser yo la que aparte la mirada, porque así seré yo también la que empiece a hablar, la que encauce la conversación, no a lo que quieres tratar sino a lo que yo quiero que digas. No puedo hacerlo mientras te mantengo la mirada, así que observo el horizonte, infundido por la tenue luz de la única farola encendida que queda en la calle, apagado por el silencio que nos separa y rodeado por el frío suelo en el que me haces estar, empiezo a contarte como creo que te sientes, para que sepas que aun estás a tiempo de darte cuenta que formo parte de ti, te asusta pensar que mi forma de ver las cosas te va hacer pasar malos momentos, que exponerme al mundo es como poner a un gato panza arriba, en cierta manera tienes razón, pero ¿qué sería de la vida sin vivirla plenamente?, ¿qué sería de cada uno de nosotros si no pudiéramos equivocarnos?, ¿qué me dirías si cada vez que algo te hubiese asustado no hubiese estado ahí para insuflarte valor y hacerlo?, ¿acaso hay algo que hayas hecho sin que ni una sola célula de tu ser temiese los resultados?, piénsalo bien ¿acaso vas a obviar que tarde o temprano lo necesitarás?

martes, 2 de abril de 2013

Ojalá


Ojalá fuese esa chica, prepotente, mentirosa, calculadora y falsa, esa que le da igual todo, que destroza la vida de los demás, que odia por encima de todo.
Ojalá no fuera nada de lo que mi madre me enseñó, sino que fuera esa que mira por encima del hombro, con desprecio, con superioridad y asco.
Ojalá mi padre tampoco me hubiera enseñado nada y fuese esa chica que todo lo sabe, que conoce todas las respuestas y que solo ve su verdad.
Ojalá ni uno solo de mis amig@s hubiese aportado nada a mi vida y fuese esa chica del que todo el mundo se aparta, esa que pide mil favores y no hace ninguno, esa que tiene amigos por conveniencia y usa a los demás como si fuesen pañuelos de papel.
Ojalá esas personas que un día significaron tanto en mi vida no me hubiesen hecho aprender cada vez una cosa distinta y pudiese fingir que es la primera vez.

Ojalá el rencor me corroyese por dentro, el enfado se despertara a mi lado todas las mañanas, no supiese lo que es la gratitud y el veneno circulara por mis vasos…porque entonces entendería muchas cosas, hablaría con soltura, cortaría de raíz mi personalidad y no me pararía a pensar en lo que hago, solo entonces podría decir, saber y entender como fue, es y será la vida a partir de esos momentos.