miércoles, 31 de diciembre de 2014

ROMA

Hay quien se dedica a dar charlas sobre el tema, quien cree tener ya las lecciones tan aprendidas que puede aconsejar sobre ello, quien piensa que reconoce todos los recovecos que esconde, quien opina que ya no hay nada que le pueda sorprender o pillar desprevenido, ilusos...

Quien diga que sabe todo lo que se puede saber sobre el amor, es que realmente no sabe absolutamente nada, porque no es algo inmóvil ni estático, no se le puede poner límites ni establecer pautas a seguir, no hay ningún sendero que le marque su recorrido ni lugar al que pertenezca, lo mismo un día crees reconocerlo y al siguiente vuelve a ser ese gran desconocido, que aparenta tener tantas cosas que ofrecer como daño puede ser capaz de producir.

Tiene tanto poder dentro de nosotros que sale y entra a su antojo, se lo permitamos o no, ahí estará rondándote, observando como presumes de él pero también viendo como le despotricas en malas rachas o le añoras como un bebe con el tiempo, estará ahí tanto cuando quieres soledad como cuando te cruzas con alguien, al igual que seguirá observándote cuando solo creas que el olvido se apodera de ti, se reirá de ti cuando sonrías satisfecho creyendo que lo tienes mantenido a ralla al pensar que lo conoces bien, te ofrecerá su hombro cuando vuelvas a preguntarle por qué, se ausentará cuando busques intensamente y aparecerá cuando le pidas que ya no más.


Así, hoy aquí y mañana allí, disfruta, vive y sueña cada día.

domingo, 14 de diciembre de 2014

Distancia

Menuda palabreja ¿no?
Es curioso, etimológicamente es solo un espacio o intervalo de lugar o de tiempo, pero solemos darle un significado mayor en cuanto entra a formar parte de nuestra vida.
Hay una tendencia general a proporcionarle poderes increíbles a esa sencilla palabra, es esa gran incomprendida y a quien suelen señalar de primeras, porque sin duda suele ser la culpable de muchas cosas: si no te abrazo es porque el sofá es grande y nos distancia, si no te llamo es porque el teléfono está a una distancia inalcanzable, si no te escribo es porque las palabras me recuerdan que estamos distanciados, si no te veo es porque una gran distancia nos separa, si no continuo apostando por conseguir lo que me propongo es porque la meta está a mucha distancia, si no cojo ese trabajo es porque me distancia del verdadero trabajo que quiero conseguir, y así un largo etc., ¿realmente no nos cansamos de poner excusas?

Dirigimos nuestras acciones todo lo posible a no ver nuestros fallos, si no a proporcionarle a nuestra cabeza un escape, una forma de evadir nuestros propios errores y culpas, todo ello en base a permanecer tranquilos y con la seguridad de que no es equivocación nuestra. Porque se tiende a ir a lo sencillo, suele ser más fácil ver “la paja en el ojo ajeno” y poder echarle la culpa a otra persona o cosa, suele quitar tensión el convencerse de que algo no depende totalmente de ti mismo.

Volvemos siempre a lo mismo, la comodidad frente al cambio, vivimos absortos en un mundo ficticio que nos guía a ciegas y con rumbo fijo en una realidad donde predomina la inestabilidad, por eso tendemos al desequilibrio, el enfado, la frustración o el pesimismo, nos aferramos a mantener a toda costa aquello que mantenga un rumbo fijo y estipulado, porque tememos todo aquello que no haya sido experimentado por otros anteriormente. Olvidamos tantas cosas y perdemos tantas otras durante el camino, que al final ya no sabemos si realmente hemos vivido o no nuestra propia vida.

Hay una frase que dice: “la distancia no significa nada cuando la persona lo significa todo”, luego hay otra que dice: “nunca nadie lo tiene todo, pues nos pasamos la vida buscando lo que más queremos, pero luego nos resulta difícil distinguirlo cuando lo tenemos delante”, entonces, ¿en qué quedamos?
Me sería difícil explicar con palabras lo que se siente cuando abres esa pequeña puertecita que tiene colgado el cartelito de “a partir de aquí todo cambia”, tampoco sabría cómo expresar en un solo párrafo todo lo que han significado para mi todos y cada uno de los cambios que voy experimentado a lo largo de mi vida, solo sé que no volvería a cerrar esa puerta, que aun sin saber lo que te puede deparar el cruzarla mereció y merece cada día la pena, es más, aunque supiera cuantas veces me voy a tropezar por haberla atravesado seguiría haciéndolo una y otra vez, porque no hay mejor sensación que la de sentirte vivo.