jueves, 16 de octubre de 2008

Princesa de papel...


Son las 4 de la tarde, el sol brilla en el cielo, el mar está en calma (al contrario que su mente). Se viste, conecta su mp3 y coge su bici, dispuesta a no parar nunca, aunque siempre acaba llegando al mismo sitio…
Mientras corre a toda velocidad unas lágrimas le recorren la cara, será por el viento que se mete en sus ojos. Realmente no tiene prisa pero ella no desiste, va esquivando a las personas que se encuentra, sin pararse a mirar el día que hace…
A lo lejos vislumbra su meta (¿porqué siempre acabará en el mismo sitio?), pero decide pararse unos metros antes, esta vez llegó sin fuerzas para terminar y se detiene en un banco, está exhausta, la cabeza no para de darle vueltas y la música no para de sonar…
Pasan los minutos y sigue ahí sentada, mirando al infinito, la música le parece algo lejana, la gente pasa por su lado y se queda mirándola, pero ella tiene los ojos cerrados porque ha dejado que el sol la bañe con sus rallos, que el olor del mar entre por su nariz y que el ir y venir de las olas reemplace a una música que ya no logra escuchar…
Tras una hora algo le dice que tiene que terminar el viaje, así que se levanta coge su bici y se dispone a subir la ultima cuesta que le queda, nunca le había costado tanto trabajo, sus músculos se aflojan y dejan de ayudarla, pero ella sigue empeñada en conseguir subirla…
Por fin lo logra, llega a su rincón de siempre, suelta la bici a su lado y se cae, se tumba en el césped, sin aire, sin fuerzas, sin nada ni nadie…
A su espalda queda el castillo que tanto le gustaba, al que iba en sueños cuando le contaban esos cuentos, en el que se imaginaba princesa y en el que esperaba tantas cosas.
Ahora ya es mayorcita para esas cosas, hace mucho que entendió que las princesas y los príncipes solo existen en el papel, que los finales felices son cuentos que el viento dibuja en el mar, que los sentimientos se van tan rápido como los besos que no se dan, comprendió que la vida no es tan sencilla como se la quisieron mostrar, que hay pocas lágrimas de cristal y muchas de verdad…
Sin embargo, ella sigue volviendo allí, buscando algo de verdad, alguien que le hable a ese corazón anestesiado que ya no le responde, ni ante la felicidad ni ante el dolor. Regresa porque es allí donde alguna vez fue feliz, donde sintió algo en su pequeño corazón, donde guarda todos sus secretos escritos en un papel y escondido en su grieta de la pared…

No hay comentarios: