sábado, 2 de julio de 2011

Eureka!


Inconscientemente me he dado cuenta de algo importante, volviendo a mi antiguo cuarto de málaga, donde he pasado tantos años de encierro de los que apenas recuerdo nada, donde mi mente creó tantas veces sus fantasías, en ese sitio que no a cambiado nada desde que lo dejé en junio de 2008, me he dado cuenta que mi pasión por los animales va mas haya de una pura atracción profesional, que mi vida siempre a girado en torno a ellos por una razón: el haber querido ser uno de ellos.
Sin todos esos sentimientos esclavizadores de la raza humana (temor, juzgar, avaricia, superioridad, etc.), sin ataduras y con un instinto que siempre les acompaña. Siempre he deseado ser un delfín, me identifico con la personalidad del felino y aun así suelo buscar alguien con quien pasar el resto de mi vida que sea tan auténtico como el perro. Puede sonar algo extremo pero no es así, supongo que unas características te atraen más que otras, que no todo es blanco o negro porque sino la mayoría de las veces seria un aburrimiento, pero creo que es algo que inconscientemente hacía y no lograba entender.

Puede que ahora todo esto parezca algo que una pequeña niña soñó en sus años de infancia, esa primera profesión que decimos inocentemente se convirtió en mi ilusión de adolescencia, ahora parece ser una mera estrella fugaz que pasó por mi cabeza durante un tiempo y que ahora necesite seguir otro camino. No puedo evitar volver a pensar que nada de lo que nuestra mente crea en la infancia tiene sentido cuando conoces el mundo tal y como es realmente, que nada de lo que nos dicen es para prepararnos para nuestro futuro sino para que vivamos todo el tiempo posible en esa bendita ignorancia, entiendo porque se hace y por lo tanto no pretendo con esto juzgar a nadie ni mucho menos, lo que intento reflexionar es cuales son los mejores valores que habría de inculcar que realmente sean beneficiosos para el resto de la vida de esos pequeños seres que estas ayudando a crecer.
Mi problema es que ahora mismo sigo estancada, a pesar de que he cambiado muchísimo en todo este tiempo, de que ya no pienso igual que antes, de que ahora es más difícil que algo me impida no volver a levantarme, sigo teniendo la misma sensación de no saber hacia donde dirigir mi vida. Mi ansia de libertad, de conocer mundo o de disfrutar de cada pequeño momento se ve mermada por la necesidad obligatoria de ganarme la vida, de encontrar algo por lo que siga mereciendo la pena colaborar para ver a lo lejos un futuro posible…
El conocer la existencia de personas que luchan sin descanso contra la explotación del planeta sin duda ha sido mi mayor apoyo, el saber que hay personas a las que no solo les importa que ponerse esta noche, cuanto beberá, cuantas cosas comprarse, etc., me abrió los ojos y dejó salir muchos de los valores que tenía escondidos, el aprender a salir a la calle con la convicción de que tienes en tus manos la posibilidad de que el mundo cambie uniéndote a tantas personas que pisan la calle diariamente con el mismo fin y poder poner tu granito de arena, es lo más gratificante.
Aunque después tengas que seguir yendo al trabajo, aunque solo puedas reducir tu consumo a lo necesario y no sea realmente eficaz, aunque tu reciclado aun no sea profesional y te equivoques de contenedor, aunque tu alimentación aun no se acerque a lo que pretendes conseguir, etc., tienes en tus manos el comienzo de algo grande, el inicio de tu propia libertad interior, de la liberación del alma frente a la opresión del cuerpo, de poder andar más allá del camino que te ha sido marcado.

No hay comentarios: