viernes, 12 de octubre de 2012

La vida va tan deprisa, que ni siquiera nos paramos a pensar


Hay veces que me hacen sentir que soy lenta, que vivo muy despacio y que no tendré tiempo para nada, yo les miro con cara de que no saben lo que dicen.

He tenido tiempo para asimilar cada cosa que he hecho, tiempo para ver como yo misma me hundía y encerraba pero también para reaccionar y salir a flote, tiempo para disfrutar con las personas queridas y para saber decirles hasta pronto, tiempo para no separar los ojos de los apuntes pero el mismo para disfrutar de una salida con amigos, tiempo para engullir unas comidas y saborear otras, tiempo para recorrer a la velocidad de la luz una ciudad y otro para admirarla tranquilamente, tiempo para dar el discurso del siglo pero también para decirlo todo con una mirada, tiempo sin dejar de mirar el reloj y el mismo para ir sin el, tiempo para saludos rápidos y más para largas conversaciones, tiempo con ansia de acabar un trabajo y otro con ganas de que no terminase, tiempo para escribir textos por partes en sitios insospechados o para poder sentarme y dejar volar mi imaginación, tiempo para estar presa del frenético ritmo de vida actual pero mucho más para que me pasen anécdotas divertidas e inverosímiles, etc. y etc.

Son tantas las cosas que ya he vivido como las que me quedan por vivir, me da igual no llegar a hacer todo lo que el resto hace, no me importa tener que intercalar cosas que me gusten más con otras que menos, todo lo contrario, ya que son estos cambios los que me hacen disfrutar de mi vida, así que sólo quiero conseguir hacer de cada una de mis vivencias algo nuevo y único que poder recordar, en vez de vivir sin sentido.

Soy feliz así, ¿Por qué cambiar?

No hay comentarios: