miércoles, 27 de enero de 2016

Atrapada


Hoy te quiero más que nunca, hoy te considero más importante de lo que nunca fuiste y por eso hoy te necesito más que siempre, porque a pesar de todo y de todos siempre quedamos tú y yo, dos caras de una misma moneda,  el sol y la luna de cada día, pero al fin y al cabo sabemos que en definitiva siempre vamos a estar aquí y ahora, porque casi puedo oírte respirar desde el otro lado y sentirlo en mi cuello.
A veces quisiera que no fuera necesario, que no hubiese otra forma de ver las cosas, que lo blanco fuese blanco y lo negro fuera negro, porque los infinitos tonos de grises me atormentan, me nublan una y otra vez la existencia, otras veces me gustaría poder encajar en alguno de esos grises, porque quizá sea que no acabo de entenderlos, porque los peores sentimientos aparecen cuando no se sabe dónde está uno, entre ese sí o no, esos intermedios en los que no sabes a donde dirigirte, ¿has intentado alguna vez mantener una vela encendida aunque tuvieras que luchar contra el peor de los huracanes?
Es algo que necesito como el aire que respiro, entenderlo, entenderte y entenderme, no acabo nunca de hacerme preguntas, y no esas preguntas fáciles que aparecen se contestan por cualquiera y luego se disipan, no, preguntas que solo pueden ser respondidas desde esa boca, que ondean una y otra vez el horizonte, persistentemente, puede que la respuesta sea no preguntarse por qué.
Y no, no puedo, o quizá sea que no quiero,  que no soporto la idea de pensar que la esperanza sobre la existencia se esfumó en tu último sonido, de haber perdido esa última oportunidad de disfrutar de eso que me contaban que era la vida, eso que pasa mientras esperas el momento apropiado, es un viaje que no se puede controlar en sí mismo, pero sí las decisiones que se toman a lo largo de ella (incluso las que no se dicen en alto).

No puedo evitar divagar, creyendo que un día cojeras tu vida en tus manos, que serás capaz de vivirla por ti misma y no por lo que te digan los demás, que dejarás a un lado el miedo a no merecerte esa felicidad y la cobardía de no quererla para ti, que volverás a mirarme a los ojos con ese brillo, porque hay personas que brillan tanto por dentro que son capaces de eclipsar todo lo que también lo hacen por fuera, prométeme que un día cuidarás, darás las gracias y harás todo lo posible por conservar aquello que te hace feliz, en vez de ignorarlo y quedarte mirando cómo se esfuma, porque si hay algo peor que irse es demostrar que lo estabas esperando quedándote mirando cómo se van, y al final acabas consiguiendo lo de siempre, hacer invisible esa cuerda que te acerca a la gente, impidiendo que puedan evitar que los alejes de tu lado, evitar que te vayas.

No hay comentarios: