jueves, 10 de marzo de 2016

Querido Blog:



Ha llegado el día, ese que no queríamos que llegara pero que sabíamos que algún día aparecería, ese en el que se apagan las luces y cae pesadamente el telón.

Me voy igual que llegué, con ese agujero negro que todo lo absorbe, pero habiendo sido capaz de hacer un poco de recorrido, me voy porque ha llegado un punto en el que me echo de menos hasta a mí misma, sea quien quiera que sea.

Gracias por acompañarme durante estos años, no fueron pocos ni muchos, sino los justos, los necesarios para quitarme un poco la picazón de esa espina clavada en el corazón y aprender a dejar un poco la puerta de mi alma entreabierta, lo justo para que salgan de vez en cuando mis sentimientos pero para que no puedan entrar a maltratarlos.


Me voy para que no seas testigo de otro año negro en mi vida, me despido con un hasta pronto, porque la vida da muchas vueltas y quizá pueda volver a necesitarte cuando mi memoria olvide lo aquí aprendido, te digo hasta luego con la mano en el pecho intentando acariciar mi corazón encogido y con el alma casi repleta de momentos vividos, de nuevo gracias por cogerme de la mano todas las veces que me caí y por saber soltarme cuando quería volar, pero más aún gracias por estar aquí antes, ahora y siempre.