Un detalle, uno de esos tan insignificante que no puedes
agradecer lo suficiente, ni con todo el tiempo que te depare la vida, de esos
que no podrías olvidar, aunque lo intentases, esos que te acompañan cada día y
aparecen como de repente en tu mente, que se conectan con tu retina de
improviso y no puedes parar de sonreír, que son muchos de mis momentos contigo.
En el diccionario hay palabras que dicen describirte, que
osan creer por un instante que pueden definirte, pretenden tomarse la libertad
a la ligera de querer acotar aquello que significas y no podrán jamás imaginar
lo que supone compartir contigo ni siquiera un solo instante.
Ya sabes que no me gustan los días señalados, esos marcados
en el calendario para tener que acordarme de alguien, para decirle a alguien lo
que supone en mi vida. No, eso no va conmigo, ni lo hará jamás, yo prefiero desperezarme
un día, despertarme y aparecer al otro lado del espejo mientras tú te miras.
Tú, con tu carita cansada, con esas marcas del paso del
tiempo, sintiendo que te pesan los tobillos, que tu espalda se desbarajusta, tú,
cierras los puños y temblando levantas la mirada, ajustas tu sonrisa y afrontas
otro día, tú, pones un pie delante de otro y comienzas 24h sin descanso,
sabiendo que tus piernas no pararán hasta que vuelvas a cerrar los párpados, tú
no tienes ni idea de cuánto te quiero.
Yo, que no puedo encontrar vocales ni consonantes para
formar una palabra que te defina, que ya no recuerdo cuantas veces me has
tendido la mano, el brazo, el hombro y tu alma entera cuando ha sido necesario,
yo, que cada día me encanta más hacerte reír y escuchar tu sonrisa, pero es que
si creía que ya no podrías superarte vas tu y me regalas dos sobrinos de ¡disparate!
Ellos que son esa parte de ti que te descubren la sencillez
de la vida y a la vez te desesperan hasta límites insospechados, que te hacen
llorar de la risa y hacen brillar tanto tus ojos como para hacerle sombra al
sol, ellos, que son el vivo reflejo de tus mayores logros y tus gigantes
sacrificios, tanto en tus días de sofá y manta como en tus días de horas en la
playa, ellos que con un abrazo son capaces de alimentar tu alma hasta el
infinito y más allá.
Pero tampoco quiero que olvides nunca que estaré a tu lado pase lo que pase, tenga que remar a favor o en contra de la corriente, que lo mío es tuyo, que siempre estaré para ti y que no te faltará mi apoyo en cualquier tormenta que nos depare la vida.
¡Lo que es la vida! Pretendiendo englobar algo tan grande
como tú, cuando te decimos simples palabras como madre, hermana o amiga, cuando
digo te quiero y en realidad quiero decir que
¡TE AMO!
2 comentarios:
una entrada preciosa!
Me alegro que le guste!
Publicar un comentario