viernes, 17 de junio de 2011

Descansito


Antes de ayer me acosté viendo como desaparecía la sombra de la Tierra en la Luna, ayer al levantarme a las 5:00, abro la persiana con la ilusión de que el madrugar sirviese por lo menos para ver amanecer (aparte de supuestamente para repasar claro), pero me encuentro con que no veo más allá de mi terraza (un piso 10 frente al puerto), una densa niebla lo cubre todo. Es entonces cuando me siento y mis ojos se pierden en sus adentros, intentando situar las cosas que siempre veía aunque ahora no logre hacerlo. Pero mi mente como siempre va más allá, empieza a redactar en mi cabeza las causas de esa niebla, es en ese momento es cuando me doy cuenta de que mi cabeza llegó a su punto de presión máximo, de que necesito un descanso y desconectar. Hoy me levanto y de nuevo me saluda con descaro la niebla (creo que tendré que dejar para otro momento mi día tirada en la playa), pero ya no me quedan neuronas en la cabeza para razonar, así que digámosle adiós al estudio un verano más…

Y digamos hola a los días de calor (siempre y cuando nos deje el clima), las horas muertas en la playa, las moraguitas riendo sin parar de cualquier cosa, las saliditas nocturnas de copas, los paseos o entrenamientos con mi monitora especial en bici, las miles de curas a unos y otros, al color rojo de la ropa de socorrista, etc., etc.
Ya habrá tiempo de pensar en lo que vendrá después, en lo que ocurrirá cuando se pose el sol y en recapitular lo que ahora se deja en el tintero.

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