viernes, 3 de junio de 2011

ORAVLA


Nos vemos de nuevo, después de tanto tiempo, te noto en la cara que tienes muchas cosas que decirme, por tu gesto intuyo que no te es fácil hacerlo, me pides que esta vez no te interrumpa, que no te quite la oportunidad de decirme todo lo que quieres.
Me dices que ya esta bien, que ya llevas mucho tiempo atrasando esta conversación y que ya no puedes aguantarla más en tu cabeza, supones que no me va a gustar o que no quiero oírla, pero aun así vuelves a pedirme que te deje hablar.
Creo que quieres explicarme lo fuerte que late tu corazón y que no puedes impedir que vuelva a sentir, dices que yo inconscientemente te pido cosas que suponen trampas que tu corazón no puede resistir, dices que mi voz te paraliza y no te deja responderme otra cosa que no sea si y que hagas lo que hagas siempre te encuentras perdido.
Me explicas que la locura que sale de mi recorre tu cuerpo cada vez que me ves, esa que me hace volver atrás en el tiempo como si en vez de 22 tuviera 16, esa que muestra más de 1000 gestos en mi cara dejando en un rincón el significado de las palabras.
Hablas de que eres solo un ser humano racional, pero que cuando me escuchas hablar dudas que en ese momento exista en ti razón alguna, me repites una y otra vez que no soy nada normal pero que a la vez es eso lo que te encanta de mí.
Y me preguntas: ¿Qué piensas?

Dudo, no se si contestarte o no, si serte sincera te liará más aun o te alejará definitivamente de mi, si soy capaz de transmitirte todo lo que me pasa por la cabeza, si sabré expresarte lo que siento dentro.
No entiendo, no logro comprender cómo llegaste a sentir eso, cuándo tu manera despectiva de llamarme loca paso a querer convivir con esa locura, qué te he dado yo o porqué eliges este momento.
Confundida intento darte a entender que mi cabeza ahora mismo no piensa en esto, que esta ocupada intentando encontrar respuestas, buscando una forma de vivir y reinventándose a sí misma para sobrevivir.

Entonces me sueltas: da igual, era lo que mi cabeza necesitaba escuchar de ti.
Me dices que ya no es necesario que lo entienda, que no me ahogue en mi confusión, me repites lo que tantas veces me has dicho en estos años atrás: que nunca le a servido la razón al corazón porque éste no piensa (puede que me hubiese ido mejor si te hubiese escuchado con atención, pero en mi esto es inevitable ahora mismo).
Ahora no quieres que me esfuerce en explicártelo todo ya que me aseguras que siempre amarás mi libertad por mucho que eso te duela.

Yo necesito hablar contigo, necesito saber de ti porque eres una parte muy importante de mi vida, pero no te preocupes, ahora al fin lo entendí. Mi presencia en este momento te atormentaría, mis palabras te harían sacar todo lo que hay dentro de ti y puede que el conocer nuevas noticias mías no hicieran más que hacerte sufrir. Entiendo que te vayas, acepto que me dejes a un lado, sé que encontrarás la manera de seguir y de vivir aunque quizás ahora no la veas. Déjame decirte unas últimas cosas: el día que puedas volver a verme dímelo porque yo estaré encantada, solo recuerda que pase lo que pase seguiré estando aquí, o si por causas del destino no volviese a saber de ti recuerda siempre que ocurra lo que ocurra quiero que seas feliz.

No hay comentarios: