jueves, 3 de noviembre de 2011

Hoy aquí y mañana allí



Igual que saco a relucir lo que no me gusta, también estoy harta de repetir lo que si.
Porque, sino fuera por esto último, no sería como ni quien soy hoy, no viviría la vida como la vivo ni haría las cosas que hago, no tendría a buen resguardo la poca memoria que me queda ni haría esfuerzos por mantener todas esas pequeñas cosas en mi cabeza.

Por eso hoy, como muchos otros días, tengo ganas de escribir, de decir las cosas que para mi son obvias, de dar las gracias por todo lo que tengo.
Porque cada día tengo la suerte de poder levantarme de la cama, unos días con memoria y otros con menos, unos días con la sonrisa y otros con la cara larga, unos días relajada y otros estresada, pero cada uno de ellos, aunque lo disfrute de manera distinta, tengo una luz que me ilumina el camino.
Porque tengo la gran suerte de contar con una familia enorme a mi alrededor, aunque unos días se lo agradezca mas que otros, aunque me acuerde mucho o poco de ellos, aunque les haga aguantar mis malos días y se alteren cuando tengo los buenos, aunque cada uno me aporte cosas diferentes, aunque en ocasiones no tenga la relación que me gustaría con ellos, pero aun así los tengo a mi lado, los quiero tal y como son, y sobretodo intento disfrutar de cada momento que paso con ellos.
Porque además tengo la oportunidad de agradecer a las personas que me acompañan en el camino, a mis amig@s, cada una de las aventuras vividas juntos, por su paciencia en las malas y su ganas de disfrutar de las buenas, por sus palabras de ayuda, por sus lentas escuchas de mis conversaciones a sacacorchos, por sus miradas de consuelo y sus amplias sonrisas, en definitiva por quererme tal y como soy.
Porque afortunadamente tengo la ventaja de admirar la belleza real del mundo, el resto de seres vivos que habitan nuestro planeta y la gran madre naturaleza que los acoge. De los primeros por su delicada convivencia, por dejarme disfrutar día a día de su entrega y amor incondicional con los que pueden convivir en casa, por hacerme entender que hay más raciocinio en muchos de ellos que en algunos de los de mi raza, por demostrarme día a día que mi elección fue la correcta, porque cada minuto dedicado a ellos siempre valdrá la pena. De la segunda por acogerme siempre que lo necesito en sus brazos, por hacerme descubrir sus maravillas y no dejar de sorprenderme nunca, por darme el lujo de viajar siempre que pueda, en definitiva por saber lo que tiene que hacer y cuando lo tiene que hacer.
Por la educación que he recibido, porque me sigue permitiendo no dejar de aprender, porque me da la posibilidad de ser como quiera ser, porque me deja elegir mi camino, en definitiva porque me da la oportunidad de ser una persona libre.
Y por último, aunque siempre que hablo de ella me contradigo, por mi mente, porque aunque me juegue malas pasadas con la memoria, me permite pensar cuando es necesario pero me desconecta cuando no lo es, me controla (a medias) mis días críticos y da rienda suelta a mis días de inspiración, me ayuda a absorber lo que me enseñan (aunque me guste más o me agrade menos).

Supongo que ahí está lo principal en mi vida, a parte de esto, supongo que con el tiempo iré modificando mi lista, pero lo que si tengo que reconocer es que hay días que me hace falta recordarlo más que otros, para que no se vuelvan cada vez más pequeños y los deje apartados en el rincón de lo insignificante una vez mas...

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