Hay cosas que solo tú haces y que te hacen único, cosas que
haces por los demás de manera desinteresada y sin pararte a pensar, cosas que
por sí solas te aportan la satisfacción de que con ello puedas aportar algo a
la sociedad, aun así inevitablemente algunas de esas cosas son con las que a
veces sueñas que algún día hagan por ti, pero en el fondo sabes que son locuras
y como tales te conformas con hacerlas tú mismo.
Hacer sentir pequeñita esa distancia que nos separa de las
personas que queremos, aprender a hacer valer más las pequeñas cosas de la vida
y no ofuscarse en las cosas inútiles, convertir la necesidad imperante de no
separarte de alguien en un sentimiento de gratitud por ser uno de esos
afortunados que tiene la suerte de vivirlo, comprender que cuando algo se
transforma en obsesión no es sano ni lleva a ningún lado, llevar a cabo la
tarea de vivir sin pisotear a los demás, entender que deben estimularse las
buenas acciones y no malgastar saliva en rememorar las malas, no dejar que los
miedos e inseguridades te dominen, recordar que tú también tienes derecho a
vivir tu vida y que no por ello eres egoísta, no dejar de creer que puedes
hacerlo.
Cosas aparentemente sencillas, cuya única complicación es creada por cada uno de nosotros mismos, cuyos impedimentos no son más que la muestra de no valorarnos lo suficiente, de entrar con tanta facilidad en los peros y reproches, para que después olvidemos como poder seguir.
Cosas aparentemente sencillas, cuya única complicación es creada por cada uno de nosotros mismos, cuyos impedimentos no son más que la muestra de no valorarnos lo suficiente, de entrar con tanta facilidad en los peros y reproches, para que después olvidemos como poder seguir.
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