Hay veces en la que te replanteas por qué le tienen tanto
miedo, a lo largo de mi vida me ha acompañado en diversas ocasiones, la gran
mayoría en momento claves de mi crecimiento personal, puede que quizá no se la
entienda como debería por tantas veces que se le ponen adjetivos negativos.
Hay momentos en los que uno tiene que cogerla de la mano,
acariciarla suavemente y abrazarla con esmero, porque tenemos que aprender que
en las situaciones más importantes o las decisiones más transcendentales uno
está solo, y no me refiero a que le dejen solo, no, uno tiene más o menos
familia, compuesta por aquellos con los que compartes sangre o los que son verdaderos
amigos, esa maravillosa familia estará cierto tiempo contigo, no porque ellos
no quieran estar sino porque no se puede controlar el ciclo de la vida, por
ello tenemos que aprender a tenernos a nosotros mismos como único referente,
porque al final somos nosotros los que actuaremos como valientes o cobardes
frente a la vida.
Hay situaciones a las que uno debe enfrentarse solo, para
ser capaz de hacerles frente y construir una lección que perdure toda la vida,
porque cuando veas todas esas cicatrices en tu cuerpo no recordarás el dolor sufrido
sino el coraje que tuviste para que cada una cicatrizase lo mejor posible, ahí
no habrá ganador o perdedor, no será valentía o cobardía, habrá sido una
decisión tomada por ti mismo, en la que afrontarás pros y contras como si
tuvieran un mismo sentido, aquí no hay tiempo determinado, ni nada que te haga
acelerar tu camino, solo cree en ti mismo y sabrás cuando deba acabar la
reconstrucción de cada pedacito, créelo sinceramente porque lo sabrás tarde o
temprano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario