Algunas veces me encuentro a mí misma pensando en porqué no
acaba, que ojalá se me pasara este nudo insistente en el estómago o que se
borrasen las películas de mi cabeza cada vez que pienso en ti, que a ver cuando
llega el día que pueda sencillamente pasear sin acordarme cada dos pasos de una
y otra anécdota o que mis ojos vayan detrás de esos coches especiales ya
asociados a ti, que pueda reírme a carcajadas y no buscarte al segundo
siguiente, dejar de abrir puertas sin imaginar que estarás detrás o poder ver
una película sin que mi mano tantee sonámbula alrededor, pero al instante siguiente digo joder no, no
quiero que se esfume ni de broma, porque es lo más auténtico que he sentido en
la vida, y aunque haya pasado ya el tiempo, aunque esto altere mi día a día,
aunque tenga que conformarme con sentir ese vacío y pensar que ya es algo del
pasado, no quiero que se me olvide lo feliz que fui a tu lado, porque prefiero
ir adaptándome poco a poco que no perder la fe de golpe, porque quizá así sea
como mis neuronas han determinado pasar por ello, pero quédate con la
tranquilidad de que nadie sabrá la verdad, nadie sabrá que a veces en los tiras
y afloja ninguno sale beneficiado.
No vale, no está bien, la vida es intensa y cuesta seguirle
el ritmo, pero debemos hacerlo, debemos aceptar que todo es efímero, deberíamos
aprender a encontrar la felicidad también en soltar y dejar ir, porque algo
puede estar delante de ti y al segundo encontrarse en el infinito y más allá,
no importa cuánto lo hayas deseado, las cosas no suelen salir cómo las planeas
y si, es una lástima que esto funcione así, es una auténtica patada en el
estómago, pero hay que seguir, porque la existencia es algo más grande que una
secuencia ordenada de fracasos o la lista interminable de cosas inacabadas, si,
tu existencia significa más de lo que jamás podrás llegar a comprender, y en
vez de sentirte atormentado y perdido, deberías despertarte cada día sintiendo
que eliges querer la vida que tienes.
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