Hola, llevo mucho tiempo esperando este momento en el que me dejases hablar, sé que
no fue culpa tuya así que te agradezco que te acuerdes y me permitas hablarte.
Un día
decidiste dejarme de lado, evitar mirarme de frente y tener que escucharme, ese
día me parece ya lejano, tanto que casi llegaste a permitir que me fuera. Pero
no, aquí seguí, esperando, porque confío en ti y tengo la certeza de saber
porque haces las cosas, aunque tú aun no logres comprenderlas.
Te miro
a los ojos y me doy cuenta de cuanta falta te hice en este tiempo, no digas
nada porque se que te hubiera gustado no tener que guardarme en ese rincón recóndito,
tu cara refleja la necesidad de estas palabras, la añoranza de mi sutil y reforzante
apoyo, pero sobretodo ese brillo que logro poner en tu mirada.
Ya no
tiene sentido que te reproche ni que tu te reproches nada, la vida nos pone
pruebas y cada uno las supera como cree mejor, sé que tienes miedo y por ello
estoy aun más orgullosa de que vuelvas a intentar dejarme salir.
Ahora
te noto muy diferente, ya no eres aquella persona que vi por última vez, aunque
aun tienes un hueco para mí, puedo ver que las batallas te van curtiendo poco a
poco, que cada vez luchas con más fuerza y coraje contra la oscuridad.
Sigo
admirando tu dureza pero aun más que mantengas tu dulzura, deja que te envuelva
una vez más mi alegría, muestra al mundo lo amplia que puede llegar a ser
nuestra sonrisa y aprende cada día que puedas lo mucho que puedes llegar a dar.
No
esperes recompensa inmediata pues la vida va por tramos y nunca se sabe cuando
te ha de devolver tu esfuerzo, ten la suficiente paciencia para esperar y la mínima
templanza para ser capaz de afrontar el recorrido.
Sé que
aun sientes que me necesitas pero no tengas pesar, porque seguiré aquí aun
cuando creas que ya no estoy, aun cuando me busques y no me encuentres, aun
cuando te abrumen las dudas, estaré detrás de ti todo el tiempo.
Hay
momentos y momentos, creo que poco a poco vas aprendiendo a reconocerlos, por
tanto no sería justo que permitiese que retrocedieras y no lo voy a hacer, deja que sea como
una de esas gotas que aunque les cuesta acaban por salir, no
dejes que te embargue el sentimiento de soledad porque es un compañero más del
camino, simplemente salúdale y permítete seguir.
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