A
veces, y solo a veces, me pregunto de qué están hechos algunos seres humanos
que incluso se hacen llamar personas, esos que creen dominar países e incluso
el mundo, esos que hacen creer a sus mentes que son reyes y presidentes de algún
sitio, esos que simulan ser representantes de miles de personas, esos que
tienen muy abierta la boca pero muy cerrada la razón.
Me
imagino que tienen familia, que vuelven a casa después de supuestas horas muy
duras en lo que llaman trabajo muy bien remunerado, entonces me pregunto con
qué cara les miran, qué les dicen a sus seres queridos o con qué ilusión se
levantan cada mañana, qué tipo de conversaciones pueden tener o qué esperan de
la vida, qué les hace ser tan inhumanos para creerse dueños de todo, es más, me pregunto como pueden dormir por las noches sabiendo que son responsables de miles de muertes.
No logro
averiguar como pueden abrir los ojos cada día sin sentir vergüenza o siquiera
un mínimo de pudor con lo que tienen enfrente, como pueden acostarse cada noche
sin que les reconcoma por dentro todo aquello que inevitablemente están dejando
que pase, como pueden no envenenarse al hablar con tanta indiferencia hacia
aquellos que les oyen, como pueden no reventarles los oídos simulando que no
oyen a aquellos que les piden soluciones, como pueden no estallarles los ojos
mientras ven como destruyen un planeta.
Entonces
yo sí veo, escucho, huelo, siento y digo, todo aquello que ellos también ven y
escuchan pero no dicen, y me pregunto como se puede llamar persona a alguien
que se deja dominar por un papel llamado dinero, que evalúa al pueblo por números,
que ve la guerra como una solución, que roba al que no tiene nada para darle al
que tiene demasiado, que disfruta impasible viendo como destruye el país al que
supuestamente representa, que es capaz de creerse hasta su propia mentira.
Espero
que esos seres no tengan descendencia, porque entonces me echaría a reír imaginándome
como les dice a sus hijos:
‘Miradme y contemplar a ese que os va a dejar
sin futuro’