domingo, 13 de enero de 2008

UNO DE ESOS DÍAS


Hoy (viernes, último día de la semana estudiantil) me he levantado cansada, sin ganas de nada…
Pero como ya tengo el cuerpo habituado a la rutina…
Ha sonado el despertador, lo he apagado, me he levantado como una zombi (creo que conocéis este concepto), me he puesto la primera ropa que he pillado (aunque después me diese cuenta de que la camiseta me estaba chica y de que el pantalón me quedaba muy pegado, pero que le vamos hacer son cosas que pasan por la “rapidez” y las consecuencias de las navidades :S), ni siquiera me he peinado ni he desayunado, no me apetecía…
Me han llevado a la academia (estaba claro que yo no hubiera conseguido llegar a tiempo sola) y me he dado cuenta de que por lo menos el día no me acompañaba (no llovía, aunque hiciera un poco de frío), he saludado a los compis y me he sentado en una silla, tan absorta estaba (todavía pensando que seguía en mi cama) que creo que alguien me ha hablado y no le he contestado L. Van entrando profesores, dan su clase y se van (alguien ya sabrá de lo que estoy hablando :P), de repente se me acerca algún compañero y me dice que ahora hay recreo y que tenemos una hora libre. Entonces me levanto y salgo al aire libre, tengo la sensación de que todo va muy rápido a mí alrededor y que yo voy muy lenta.
Me alejo de todo el barullo para pasar mi hora libre a cámara lenta, ‘intentando’ no pensar en nada (ese es mi gran fallo) ¿no me digáis que no os a pasado alguna vez que no queréis pensar en nada, sólo disfrutar del paseo o de lo que estéis haciendo, y en ese momento se os vienen más cosas a la cabeza?
Mire donde mire me acuerdo de algo que hice o dije, cosas que soñaba hacer o me gustaría haber hecho (aunque todavía tengo tiempo para algunas de ellas) vuelven a mi cabeza, y me doy cuenta de que no hago nada, cuando tengo ganas de ir a un sitio (para ver o escuchar algo) siempre me pasa o ocurre algo que lo impide o simplemente digo: tengo que ir o ya iré…
Me siento abrumada por tanta obviedad, asustada por lo rápido que va todo, indecisa por la soledad que siento, preocupada por no encontrar algo que me motive, incluso arrepentida de no saber encontrarme a mi misma…
Es en estos momentos en los que me voy dando cuenta de los defectos raros que tengo (y que nunca creí tener), de las cosas inútiles y sin sentido que hago impulsivamente, sin pensar y de las cuales me arrepiento al segundo…
Pero entonces vuelves a casa, recapitulas el día (lo escribo, en mi caso) y te das cuenta de que hoy ha sido uno de esos días, y de que mañana será otro día diferente…

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