domingo, 1 de mayo de 2011

¿El mundo contra mi?



Ayer fue un día raro, pero raro de cojones, un día sacado de la mejor película de suspense en la que no te esperas nunca lo que puede llegar a pasar, incluso cuando ocurre no te lo puedes creer, uno de esos días que sientes que mejor hubiese sido no levantarse, ese que no le deseas ni a tu peor enemigo…
Pongo en situación: he tenido una semana bastante estresante (aunque menos que las 2 que me quedan aun de mayo seguro, sin contar los 15 días de después hasta que haga selectividad) por lo que estaba deseando que llegase el viernes, bendito día en el que volvía a mi querida Málaga, la historia empieza con que tengo que retrasar un día más mi vuelta porque tengo que dar clase de química el sábado por la mañana (y pienso bueno no importa, tan solo son unas horas más, no me voy a morir), entonces me doy cuenta de que tengo una comunión el domingo y aun no tengo nada que ponerme (un detallito más para subir mi nivel de estrés, pero sigo intentando tranquilizarme con que ya buscaré algo entre el armario de mi madre o de mi hermana), estaba cansada de toda la semana así que me quedé dormida pronto después de hacer varios ejercicios de química, sin preparar la maleta y sin buscar ropa en el armario, únicamente habiendo cambiado el billete del tren para las 17:25, así llegamos de lleno al día de ayer…

Me había puesto el despertador pero como comprendereis me quede dormida, asi que me levanto con la esperanza de que me de tiempo a todo (8:45 AM), algo indispensable para la explicación es el clima de este día de sábado (inestabilidad), que venia de la mano para hacer de él un día raro-raro, desayuno tranquilamente intentando relajar la mente, preparo las cosas de química y hago un par de ejercicios más, tengo las clases de 10 a 13, durante ese tiempo estuvo lloviendo pero justo al final paró y salió el sol (pienso estupendo no voy a tener problemas para llegar a la estación), luego me meto en la ducha, hago la maleta y todo lo que me mandaron hacer antes de irme (sacar la basura, tender una lavadora, cerrar persianas y apagar el router), total que me dan las 15 y sin comer, preparo la comida y me la meto en un taper con la esperanza de comer más tarde para llegar a tiempo al tren de Benacazón (salida 15:40), pero voy a salir de casa y empieza a llover (igualmente salgo con la ilusión de que pare), me cojo el paraguas y me las ingenio para meterme debajo junto con la maleta, el portátil y la comida, algo relativamente fácil comparado con los 20 minutos que pretendía recorrer de esa forma y cayendo la de san quintín (he recorrido ese camino cada día que iba a clase, no ví complicación alguna hasta ayer), a medio camino deje la locura por imposible y me di media vuelta, empapada tanto yo como la maleta y el portátil (ambas cosas salieron de buena calidad porque por lo menos no se me mojó nada de dentro), para mi sorpresa me veo riendo a carcajadas (es parte del efecto de la unión del estrés y la locura de día que llevaba), llego a casa me desnudo para intentar secarme un poco, me abro el taper y me pongo a comer (ya no tenía sentido correr, el tren estaba perdido), llamo a Fuengirola para explicar la situación pero tras la segunda llamada sin respuesta desisto del
intento (se ve que la familia anda ocupada también), me vuelvo a meter por tercera vez en la página de renfe para volver a cambiar la hora de salida del tren dirección Málaga (tuve que volver a encender el router, que como era lógico después olvidé apagar),
cuando termino abro la persiana y veo un esplendido sol de nuevo (¿se está quedando conmigo?), vuelvo a vestirme y me dispongo a intentar de nuevo la osadía de los 20 minutitos de camino pero eso si ahora sin llover, a medio camino me encuentro a un par de benditas personas conocidas del pueblo que gracias a dios se ofrecen amablemente a llevarme y quitarme trayecto hasta la estación del pueblo (menos mal porque mi brazo ya empezaba a flaquear, no se da una cuenta de lo que llena la maleta hasta el momento de cargar con ella T.T), sentadita ya en el tren de camino a Santa Justa me piden el billete, le doy mi abono mensual que resulta estar caducado desde ayer (¿casualidad del destino?) por lo que le tengo que pagar al revisor que al ver mi cara de descomposición por lo menos se comporta y no me pone multa (me hubiese empezado a preocupar si eso también hubiera pasado), logro llegar a la otra estación en la que me esperan dos horitas y media de eterna espera antes de que salga el siguiente tren que pude coger a las 20:10, y ¡por fin! Voy montada en el tren dirección a Málaga y espero haber tenido ya suficientes sorpresas…

De chiste, para no parar de reírse porque ya no tiene sentido echarse a llorar, espero que esta sea una más de mis muchas anécdotas graciosas, que tenga una semanita con pocos sobresaltos…


¿No pido tanto no?
P.D: suponeros que no he ido a la comunión, crei conveniente no llevar el gafe a toda la familia...

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