Eso dicen por ahí, que basta mirar a los ojos a una persona para ver su estado de ánimo, para saber si está feliz, triste, atormentada o rebosante de alegría. Con una mirada profunda a la cara de los demás puedes averiguar muchas cosas, o eso dicen…
Si es así, no importa lo que hagas, da igual que intentes disimular, que pongas una sonrisa por fuera y por dentro llores de dolor, aunque intentes ocultar o que pase desapercibido tu estado, siempre hay alguien que te mira a la cara y lo observa.
Porque como también dicen, una mirada vale más que mil palabras.
No sé lo que expresará mi cara ahora, pero tendrá toda la pinta de no ser bueno, quizá si sepa lo que me pasa pero no quiero aceptarlo, no quiero admitir que me siento una inútil, que me da pena ver como no hago nada con mi vida.
Siempre he necesitado estar ocupada porque es lo que me da vida, lo que me ayuda a levantarme cada mañana, aunque solo fuese ir a estudiar, pero ya estaba haciendo algo.
Por eso lo paso tan mal en estos años en los que estoy de paron, porque veo como fracaso y como se hunden día a día mis sueños.
Ya van a ser dos años los que me tire a la “bartola”, aunque después no sea así y haga algo pasajero para pasar el tiempo, algo que probablemente no me sirva de gran cosa, la sensación de ver como todos progresan menos tu puede llegar a ser frustrante.
El salir a la calle sin ningún destino, viendo como la gente corre de acá para allá como una manada, dar un paso indeciso sin saber a donde ir y que se pare el tiempo, notar cada vez como tu vida va perdiendo velocidad y le aborda la lentitud, esquivando la manada para no estorbar, piensas en lo agobiante que sería estar en esa manada pero a la vez sientes el deseo de introducirte en ella para sentir algo nuevo, para que tu corazón vuelva a latir con rapidez y que no vaya más lento a cada segundo que pasa…
Supongo que tendré que ir acostumbrándome, por lo menos hasta que vuelva a reanudar mi camino y vuelva a andar…
Si es así, no importa lo que hagas, da igual que intentes disimular, que pongas una sonrisa por fuera y por dentro llores de dolor, aunque intentes ocultar o que pase desapercibido tu estado, siempre hay alguien que te mira a la cara y lo observa.
Porque como también dicen, una mirada vale más que mil palabras.
No sé lo que expresará mi cara ahora, pero tendrá toda la pinta de no ser bueno, quizá si sepa lo que me pasa pero no quiero aceptarlo, no quiero admitir que me siento una inútil, que me da pena ver como no hago nada con mi vida.
Siempre he necesitado estar ocupada porque es lo que me da vida, lo que me ayuda a levantarme cada mañana, aunque solo fuese ir a estudiar, pero ya estaba haciendo algo.
Por eso lo paso tan mal en estos años en los que estoy de paron, porque veo como fracaso y como se hunden día a día mis sueños.
Ya van a ser dos años los que me tire a la “bartola”, aunque después no sea así y haga algo pasajero para pasar el tiempo, algo que probablemente no me sirva de gran cosa, la sensación de ver como todos progresan menos tu puede llegar a ser frustrante.
El salir a la calle sin ningún destino, viendo como la gente corre de acá para allá como una manada, dar un paso indeciso sin saber a donde ir y que se pare el tiempo, notar cada vez como tu vida va perdiendo velocidad y le aborda la lentitud, esquivando la manada para no estorbar, piensas en lo agobiante que sería estar en esa manada pero a la vez sientes el deseo de introducirte en ella para sentir algo nuevo, para que tu corazón vuelva a latir con rapidez y que no vaya más lento a cada segundo que pasa…
Supongo que tendré que ir acostumbrándome, por lo menos hasta que vuelva a reanudar mi camino y vuelva a andar…
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