Una no sabe donde se mete cuando dice si y cuando dice no, no sabe lo que se pierde
Cuando recibió el calor de ese primer rayo de sol me preguntó si el rayo le había estado esperando, que pregunta más tonta pensé, pero poco a poco descubriría a que se refería…
Recorrimos gran parte del camino y siempre iba sonriendo, esta vez fui yo quien le preguntó porque sonreía, y su respuesta me dejó más desconcertada aún: porque es la mejor forma de alegrar tu vida y la de los demás.
Paseamos durante bastante tiempo, yo me iba fijando en cada cosa que hacía y de vez en cuando le hacía una pregunta respondida con mucha gratitud.
Llegó el momento de despedirnos, tarde o temprano tendría que volver, y solo me dijo: cuando más me necesites acudiré, y nos despedimos con un ‘hasta pronto’
¿Sabes? Ni siquiera sé su nombre, no sé si fue real, pero tengo la certeza de que volveremos a encontrarnos
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