miércoles, 6 de agosto de 2008

Promesas...


…suena el despertador, el sonido les despierta, miran la hora (6:00) lo apagan y sin saber por qué se despiertan, abren la persiana y miran por la ventana, se ve un tímido sol saliendo en la lejanía, se preguntan por qué levantarse tan temprano si no tienen que trabajar, da igual no importa ya se despertaron.
Ambos se visten, se toman un café y salen a la calle, no tienen destino, simplemente se dejan llevar, sin saberlo pronto van a coincidir.
Llegan a la playa, pero cada uno está muy lejos del otro, han entrado por una punta de la playa distinta, el se quita sus chanclas y ella sus zapatos, andan un poco y dejan que el mar les rodee los pies, ambos miran al horizonte y sienten un impulso, empiezan a caminar por la orilla dejando que las olas mojen una y otra vez sus piernas, poco a poco se van acercando, lentamente la distancia que les separa se va acortando, ninguno de ellos va mirando hacia delante, su mirada vaga en el espacio que existe entre su corazón y sus pensamientos, sin darse cuenta están a dos pasos, se cruzan pero no se ven, de repente ambos se paran, el se da la vuelta y la mira, ella le devuelve la mirada, no se han visto nunca antes pero sienten como si se conociesen de toda la vida, el se acerca a ella, intenta hablar, decirle algo, pero no le salen las palabras, se acercan aun más, sienten la respiración del otro, llegan a escuchar sus propios latidos, algo les impulsa a abrazarse y lo hacen.
No hay nadie allí, están completamente solos, el sol empieza a brillar un poco más, hay una suave y dulce brisa que los envuelve, vuelven a separarse, cruzan de nuevo las miradas, el le coge la cara suavemente y le acaricia el pelo, ella se abraza a su cuello, ambos lo desean, no saben por qué pero algo les incita a hacerlo, el toca sus labios con los dedos, van acercando poco a poco sus caras, hasta que sucede, se besan, sienten su respiración, entrecortada e impulsiva, ya no pueden parar, algo les llena por dentro, dejan que la pasión les llegue hasta cada uno de sus poros, sienten como si llevasen toda la vida esperando este momento, así que disfrutan, se dejan llevar, no hay nadie que se lo impida.
Cuando terminan continúan abrazados, ya no hay nada ni nadie que pueda separarlos, nunca olvidaran esa maravillosa mañana, prometen tantas cosas con solo mirarse que no les hace falta hablar, pero saben que tienen que despedirse, cada uno tiene su propia vida y no pueden quedarse allí eternamente, por eso se levantan, se dan un apasionado beso de despedida y prometen volver otro día…

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