jueves, 22 de diciembre de 2011

Invierno

Estación no querida por muchos pero de la que me gusta sacar mi propio significado, como con casi todo para que engañarnos, sino no tendría sentido el título del blog.

El frío me devuelve a la realidad en la mayoría de ocasiones, me recuerda que aun es posible encontrar en mi algo que siente, revive esa parte de mí que aunque escondida sigue buscando su sitio original sin descanso, me hace olvidar a menudo durante su etapa que esa parte insensible e indiferente de mi no siempre tiene porque dominar mi ser.

Su actuación crea en mí un recorrido de escalofríos por todo el cuerpo, un silencioso vaivén que me pone los pelos de punta, un tintineo en mis huesos, un chirriar de dientes, sequedad en manos y labios, una nariz roja que delata mi espíritu de payasa e incluso unos ojos llorosos…

La presencia del invierno me muestra lo bello de un eterno abrazo, de un despertar sin querer salir de la calentita cama, de recuerdos frente a la chimenea con aquellas historias que nos contaban de la vida, de películas en el sofá tapados con la mantita de antaño, de añoranza por las personas que ya no están o de las que hace mucho que no sabes, de la belleza natural de una gata haciéndose sitio con un masaje mientras te ronronea…
Cada cosa tiene su significado, lo bueno tendemos a olvidarlo y lo malo a recordarlo demasiado, ¿porque no puede ser al contrario?

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